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miércoles, 22 de agosto de 2012

EL APORTE DE LAS LOGIAS MASÓNICAS

EN LA INDEPENDENCIA DE AMERICA
A L.·. G.·. D.·. G.·. A.·. D.·. U.·.
S.·. F .·. U.·.
INTRODUCCIÓN:
Debemos los Masones propender a que la historia como memoria colectiva de los pueblos, no se reduzca simplemente a narraciones, fechas, datos, referencias de nombres, generalidades y divulgación de tradiciones de costumbres o en el otro extremo en una simple “quimera”, pues en ambos se obvia, los hechos verdaderos que se suscitaron a través de los tiempos, como por ejemplo en aquellos años finales del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, donde epónimos masones incubaron en la conciencia de América, la necesidad de la libertad: Precisamos en razón de ello, que estas luchas sean divulgadas en la forma más imparcial posible, destacando principalmente su rol protagónico que le tocó vivir a la Francmasonería Mundial y la de algunos de sus connotados miembros de aquel entonces, de ésta, nuestra augusta Orden.
Antes que nada debo expresarles que actualmente la universalidad de la Masonería, nada tiene que ver con su uniformidad, así, en nuestros días, tenemos una Masonería Anglosajona, con derivaciones en el mundo germano, tributaria de los que fueron sus padres fundadores: Clérigos, pastores presbiterianos, pequeños burgueses, aristócratas ilustrados y, unos años después de su constitución oficial de 1717, se agrego la nobleza con su entorno aristocrático, a la que se sumó además la gran burguesía de aquella época, enriquecida desde los primeros atisbos de la revolución industrial.
En dichos países europeos, coincidentes en su mayoría, con la practicas de las diversas modalidades de la religión cristiana, tales como la católica, la ortodoxa, la protestante, etc., y por el origen social de casi todos los miembros de sus cúpulas, de la llamada Masonería Especulativa, o Moderna, creció y se desarrolló la Masonería como una fuerza eminentemente conservadora, íntimamente ligada a los poderes eclesiástico y temporal y, por lo tanto, sin verse sometida a persecuciones de ninguna clase, ni tener problemas de índole alguno para su desarrollo y consolidación. Vale decir que en la mayoría de los Estados europeos que eran católicos o anglicanos, primaba la asociación Estado-Iglesia.
Por el contrario, en las colonias americanas de la Corona Española (antiguos virreinatos, capitanías, gobernaciones y audiencias), existía una sociedad o realidad distinta, es decir un mundo diferente dominado por la iglesia católica, principalmente por la Orden llamada Compañía de Jesús (conocida popularmente como jesuitas), y por su brazo secular la “iglesia católica”, como también el de las monarquías absolutistas, es por ello que la Masonería Especulativa nació y creció en estos territorios como hija ilegítima y prohibida, formada por ciudadanos ansiosos de libertad, de estudiantes plenos de inquietudes intelectuales, y de revolucionarios precursores de las actuales democracias... aunque no esta muy lejos de afirmar, que algunos de ellos querían administrar! y manejar sus propios peculios, sin necesariamente involucrar a la Masonería. Al punto que podemos determinar sin faltar a la verdad que la Masonería Americana nació de esta clase pensante, de los que luego serían conocidos como los enciclopedistas, librepensadores y, más tarde, se les llamo liberales, conjurados o insurgentes, entre otros nombres despectivos.
Desde los primeros momentos de la aparición pública de la Masonería Especulativa, los ideales de libertad que en los países latinos e hispanoamericanos eran generadores y abanderados los masones principalmente nacidos en las colonias, hizo que estos chocaran abiertamente con otros masones conservadores de los viejos regímenes, y con las monarquías totalitarias, de las que la propia iglesia católica formaba parte y era una suerte de adalid con poder para coronar emperadores y legitimar dinastías, amparándose en que los reyes tenían una inspiración divina para realizar todos sus actos. La confrontación de ideas entre estos dos mundos, a un lado el viejo régimen, al otro la democracia, de la que la Masonería Americana ya era génesis, desencadenó en las persecución es y bulas papales desde los primeros años del siglo XVIII, contra la Masonería.
Dando lugar a que la Masonería Americana en especial la hispanoamericana se viera obligada a mantenerse oculta, secreta y políticamente activa contra los totalitarismos, fueran estos seglares o eclesiásticos.
LA MASONERÍA EN LA INDEPENDENCIA DE LAS TRECE COLONIAS:
Las ideas de libertad proclamadas por la Masonería prendieron rápidamente en las trece colonias inglesas del Norte de América. Muy pronto las Logias Masónicas de aquel territorio, en aquel entonces de composición social muy distinta a las de Inglaterra, se convirtieron en el foco y cuartel general de la revolución naciente contra la dominación de la Corona Británica en sus colonias del nuevo continente.
Es conocido que la participación de la Masonería llegó a ser tan decisiva en la independencia de las colonias británicas en Norte América, que las principales figuras independentistas fueron masones destacados, lo mismo que lo fueron en casi su totalidad (sólo excluyendo a dos) los firmantes de la famosa Declaración de su Independencia, del 4 de julio de 1776.
"Los firmantes en la Declaración de la Independencia de las Trece Colonias Británicas fueron:


1.-
Colonia de New Hampshire:
Josiah Bartlett, William Whipple, Matthew Thornton

2.- Colonia de Massachusetts:
John Hancock, Samuel Adams, John Adams, Robert Treat Paine, Elbridge Gerry

3.- Colonia de Rhode Island:
Stephen Hopkins, William Ellery

4.- Colonia de Connecticut:
Roger Sherman, Samuel Huntington, William Williams, Oliver Wolcott

5.- Colonia de New York:
William Floyd, Philip Livingston, Francis Lewis, Lewis Morris

6.- Colonia de New Jersey:
Richard Stockton, John Witherspoon, Francis Hopkinson, John Hart, Abraham
Clark

7.- Colonia de Pennsylvania:
Robert Morris, Benjamin Rush, Benjamin Franklin, John Morton, George Clymer,
James Smith, George Taylor, James Wilson, George Ross

8.- Colonia de Delaware:
Caesar Rodney, George Read, Thomas McKean

9.- Colonia de Maryland:
Samuel Chase, William Paca, Thomas Stone, Charles Carroll of Carrollton

10.- Colonia de Virginia:
George Wythe, Richard Henry Lee, Thomas Jefferson, Benjamin Harrison, Thomas
Nelson, Jr., Francis Lightfoot Lee, Carter Braxton

11.- Colonia de North Carolina:
William Hooper, Joseph Hewes, John Penn

12.- Colonia de South Carolina:
Edward Rutledge, Thomas Heyward, Jr., Thomas Lynch, Jr., Arthur Middleton

13.-
Colonia de Georgia:
Button Gwinnett, Lyman Hall, George Walton”.
El 4 de julio de 1776, los delegados de los trece Estados de Nueva Inglaterra proclamaban la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América.
De los firmantes del Acta de Independencia, los más destacados francmasones eran: Ellery, Franklin, Hancock, Hewes, Hooper, Paine, Stockton, Walton y Whipple.
Idéntica condición compartían nueve de los trece delegados que rubricaron los artículos de la nueva Confederación: Adams, Carroll, Dickinson, Ellery, Hancock, Harnett, Laurens, Roberdau y Bayard Smith, así como también los firmantes de la Constitución Estadounidense: Bedford, Blair, Brearley, Broom, Carroll, Dayton, Dickinson, Franklin, Gilman, King, McHenry, Paterson y Washington.
La gran mayoría de los congresistas que ratificaron dichos acuerdos eran igualmente miembros de la hermandad masónica, lo mismo que prácticamente la totalidad de los altos mandos del ejército republicano que combatió a las tropas realistas de la metrópoli inglesa.
La influencia de la francmasonería se haría patente desde el principio en todos los ámbitos del incipiente nuevo Estado, modelando sus componentes ideológicos y políticos e inspirando buena parte de su simbología y mística patriótica.
Inmediatamente después de proclamar la Declaración de Independencia, el Congreso Norteamericano reunido en la ciudad de Filadelfia adoptó una resolución encargando a tres destacados y dilectos hermanos masones John Adams, Benjamín Franklin y Thomas Jefferson la confección del sello oficial del nuevo Estado. A tal efecto, cada uno de los tres miembros del comité sugirió un diseño para el sello de la Unión.
Jefferson propuso una imagen que representase al pueblo de Israel marchando hacia la Tierra Prometida. Franklin proyectó una alegoría en la que aparecía Moisés conduciendo a los israelitas a través del Mar Rojo. John Adams, por su parte, se inclinó por un tema de la mitología griega que representaba a Hércules.
A estas primeras propuestas se les fueron añadiendo las de sucesivos comités hasta que, finalmente, fue aprobado el diseño definitivo propuesto por el secretario del Congreso, Charles Thomson, Maestro Masón de una Logia masónica de Filadelfia cuyo V:. M:. era el R:. H:. Benjamín Franklin.
Durante la revolución norteamericana se considera que se usó por primera vez con un sentido político el trilema masónico: LIBERTAD, IGUALDAD, FRATERNIDAD, el mismo que pasaría a la historia de la humanidad, por ser luego adoptado a través de los franceses como lema principal de su revolución y en su futuro escudo, al estallar ésta pocos años más tarde, es decir un 14 de julio de 1789.
En la independencia de las trece colonias británicas de Norte América, tuvo un papel no sólo por ser uno de los generales más destacados del ejército de los insurrectos, sino porque además fue el gran artífice del intercambio y correspondencia masónica entre Norte América y Francia, nos referimos a Marie Joseph Yves Roch Gilbert MOTIER, más conocido como el marqués De la Fayette. Dícese asimismo de La Fayette, que fue él quien inicio en la francmasonería a Francisco de Miranda, y también que fue la esposa De la Fayette, quien obsequió al general y R:. H:. George Washington un mandil masónico bordado a mano por ella misma, el cual utilizó cuando juramento como Presidente de las trece colonias y en la colocación de la primera piedra de fundación del Capitolio norteamericano.
También existieron otros masones franceses, además De la Fayette, que pertenecieron a las fuerzas rebeldes, y que colaboraron con Washington, por ejemplo citaremos al almirante Alexander, marqués de Grasse Tilly, quien con su flota y tropas cooperó en la famosa victoria de York Town. (Carnicelli, Américo. “La Masonería en la Independencia de América”, Bogotá, Colombia, 1970. Tomo I, pág.42)
LA MASONERÍA Y LA REVOLUCIÓN FRANCESA:
Sobre la influencia de los masones franceses dada en su famosa revolución gala, la podemos hallar en un análisis objetivo, encarado sin la "tortura de los dogmas ni el fuego de la inquisición ideológica", tal como lo propone el autor uruguayo Alfonso Fernández Cabrelli en su obra "El Papel de la Francmasonería en la Revolución Francesa", donde compara correspondencias entre escalas de valores de aquellas Logias europeas del siglo XVIII y las que hoy asumen latinoamericanas de cuño liberal. Un análisis de su obra fue publicado en la revista Anales, y se centra en la intervención de la Masonería en la Revolución Francesa, realizada de hecho y por la vía de las ideas; explica la imagen creada a la Masonería por quienes la combatieron, los gobiernos absolutistas de Europa y la Iglesia; y, poniendo el acento en el ideario de la Masonería, reevaluado, aún sin mencionar situaciones latinoamericanas, crea el autor un puente de ideas, es decir: Defensa de los valores de la libertad, la tolerancia y la apertura en la recepción de los diferentes estratos sociales, las religiones y las procedencias étnicas.
(Fernández Cabrelli, es Doctor en Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad del Uruguay, fundador de la Junta Nacional y regional patrocinadora de Anales; dirige “Hoy es Historia”, revista que se publica en Montevideo desde 1984, y es autor de obras de “Historia del Uruguay y América Latina”, entre las cuales destaca “Iglesia Ultramontana y Masonería en la transformación de la sociedad oriental desde 1990”).
Todo lo antes aseverado líneas arriba, es una gran prueba, que abate todo argumento u elucubración que niega, por no tener fuentes escritas o por su desconocimiento del caso, en no reconocer la participación decisiva de las Logias Masónicas o la de muchos de sus integrantes, en la gestación intelectual de estos dos pasos decisivos para la libertad del hombre, nos referimos a: La Declaración de los Derechos del Hombre y la Revolución Francesa.
Asimismo la toma de la terrible prisión de La Bastilla fue un acto forjado por masones. Montesquieu, Rousseau y otros destacados franceses de esos tiempos, fueron masones. La consigna "Libertad, igualdad, fraternidad" es eternamente masónica. La letra del himno nacional de Francia, conocido como “La Marsellesa” fue compuesta por un hermano masón, de nombre Claude Rouget De Lisle.
Hija también de la Masonería Americana es la voluntad de independencia de España que, como fruto de la perfidia personal y la impericia política del rey hispano Fernando VII, se extiende por los virreinatos, capitanías generales, gobernaciones y audiencias, tras la reimplantación en España del totalitarismo borbónico. Masones Ibéricos y Americanos serían los inspiradores y líderes del proceso de independencia de la América Hispana, figurando sus nombres en un puesto de honor entre los padres de los nuevos países que irían surgiendo.
LOS MASONES INDEPENDENTISTAS DE AMERICA:
La simbología masónica, basada en el esoterismo, permitió el reconocimiento de sus miembros, en todos los países con los que se reforzó la pretensión universal y cosmopolita de su doctrina, que se dirigía a todos los hombres por igual sin distinción de clases sociales, nacionalidades, razas, lenguas, religiones o ciencias políticas.
Esta pretendida uniformidad, sin embrago, desapareció en el siglo XIX cuando la Orden sufrió una fuerte expansión por diversos países. Según las peculiaridades de cada uno y su situación político-religiosa surgieron varias concepciones tanto en los rituales como en la proyección social y política.
George Washington, Benjamín Franklin, Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, Pablo de Olavide, Francisco de Miranda, Andrés Bello López, José de San Martín, Servando Teresa de Mier (mejicano), Joaquín Olmedo (guayaquileño), Simón Bolívar, Antonio de Sucre, Hipólito Unanue, Faustino Sánchez Carrión, Juan Manuel Iturregui, etc..., considerados luego “padres de las futuras nuevas naciones”, todos ellos eran masones; pero también fueron las mentes que planearon e iniciaron las revoluciones e independencia de las colonias más importantes de toda América.
El primer chispazo de revolución en Norte América se planificó, en 1773, en una placentera taberna de Boston llamada "El Dragón Verde" (Green Dragon). Allí se reunía la Logia Masónica de San Andrés, o en ingles Saint Andrew (LENNHOFF Eugen, “Los Masones ante la Historia”, Editorial Diana S.A., México, 1983, pág. 206). La dureza de la corona inglesa a sus colonias había alienado a los pobladores, y la sumisión de ellos, estaba llegando a su clímax; pero no había un liderazgo que emprendiera una organizada revolución. La decisión de los ingleses de excluir las colonias del negocio del té, rebasó la cólera y la indecisión de muchos. En la taberna del Dragón Verde, no todos los miembros de la Logia apoyaban el movimiento patriótico; pero los líderes masones como Paul Revere, John Hancock, Samuel Adams y Joseph Warren trazaron el plan que inició las gestas revolucionarias independentistas. Los líderes y miembros de la Logia del Dragón Verde se disfrazaron de indios Mohawk y dirigieron el ataque a los barcos llenos de té en el puerto de Boston, arrojando las cajas al mar. Con este golpe planeado y subrepticio se inició la gesta revolucionaria en las colonias inglesas, que rápidamente se expandió al resto de América en los siguientes 50 años. Actualmente existe en los Estados Unidos de Norteamérica una fiesta patriótica llamada “Boston Tea Party” en conmemoración a dicho acto heroico.
Pero esta primera guerra fue virtualmente una primera guerra civil. Todos los colonos eran de raza blanca o "caucasiana". No hubo mestizos, ni indios, ni negros que participaran significantemente en esa guerra de "independencia". La mayoría eran criollos ingleses, pero también existían holandeses, alemanes, escandinavos, escoceses, franceses, irlandeses... todos europeos.
En 1776, las colonias eran de un 97% de raza blanca y entre ellos un 3% chinos, semitas, e indios nativos. eran una sola cultura, una sola religión. Las colonias británicas eran una sociedad homogénea y buscaban también quitarles la tierra a los indios y llevarlos a la orilla del exterminio, ese era su plan macabro y solución final ideal...
Para trabajar gratis la robada tierra a los pieles rojas, los colonos ingleses mandaron a traer miles de negros del África, para el lado sur del territorio de sus 13 colonias, esta situación a su vez creó la próspera, cruel y bárbara industria del "comercio de esclavos"... que años más tarde se transformo en su famosa “Guerra de Secesión”.
Tres años duró la guerra norteamericana de la independencia de sus trece colonias que tuvo a su vez, un gran impacto en toda América. Casi doce años después llegó la Revolución Francesa que generó el republicanismo y divulgo los axiomas masónicos de "Libertad, Igualdad, Fraternidad", cuyo eco atravesó el Atlántico llegando a exaltar, fuerte e irresistiblemente, el espíritu revolucionario en las colonias españolas de América...
Entre los años de 1750 a 1800, toda la América Hispana ya era principalmente mestiza, pero entre los mismos mestizos había una disparidad entre su emergente minoría de ricos comerciantes y administradores de hacienda, y la aún más emergente mayoría mestiza en la pobreza. En el último eslabón social estaban los indios nativos, que cual indomables de espíritu, siempre acariciaban el día de su propia libertad, y guardaban su odio al blanco al cual culpaban de todas sus tribulaciones. Toda la masa mestiza e india comenzó a reclamar más compartimiento político y económico en todo el territorio hispanoamericano a España, a veces por medio de las armas... acordémonos de los levantamientos en el virreinato del Perú del masón José Gabriel Condorcanqui “Túpac Amaru”, como también los movimientos insurgentes de Mateo Pumacahua y Francisco de Zela, de los cuales se indica que algunos tuvieron apoyo de masones británicos, pero que no lograron aquellos la ansiada independencia.
LA MASONERÍA EN LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ:
En el altiplano del Perú, y paralelamente a las insurrecciones antes nombradas, se gestaron otros movimientos infructuosos como el de los hermanos Catari y el de Julián Apaza, éste último en honor de Túpac Amaru y de los hermanos Catari, utilizo un seudónimo, llamándose luego en el fragor de las luchas como “Túpac Catari”. Son verdaderamente importantes conocer los comentarios del fallecido escritor masónico peruano Eduardo Mendoza Silva, los cuales burila en su libro titulado “Masonería Pre Republicana”, en su página número 72, dice: “Mucho se ha escrito y hablado de la filiación masónica de Tomás Catari y de Túpac Catari, de los que lamentablemente no quedan constancias. Sin embargo se debe apreciar el hecho de la presencia de masones ingleses en las filas de ambos insurrectos, mencionado por varios escritores, los que llegan hasta describir una ceremonia masónica celebrada en Tiquiña por Túpac Catari, tal como lo realiza el autor Martín V. Lazcano en su obra Sociedades Secretas, Políticas y Masónicas” (Buenos Aires, Argentina. Editorial El Ateneo, 1927).
Merece asimismo destacarse el siguiente testimonio coincidente con el autor antes citado, que figura textualmente en la obra “Ampliaciones y Refutaciones” (Editorial NOS. Madrid, España, 1956 pág. 108) del autor español Mauricio Carlavilla: “Las sublevaciones acaecidas en el Perú y Venezuela las organiza el francés Piconert, apoyado por sus hermanos de Francia, según dijo Alexander Von Humboldt, en sus memorias”.
Si a esto agregamos que fue precisamente el Gran Oriente de Francia, el que dio por aquellas épocas, las Cartas Patentes a logias y Grandes Logias de Venezuela, Perú y Chile, y que en todos los barcos donde viajaban ciudadanos franceses eran estos propagandistas entusiastas de logias y de la difusión de sus ideas políticas y filosóficas ... (ONSARI, Fabián. “San Martín, la Logia Lautaro y la Francmasonería”. Supremo Consejo del Grado 33 y Gran Logia de la Masonería Argentina. Buenos Aires, Argentina. 1964, pág.74).
España se sintió entonces amenazada. Para empeorar la situación de descontento popular, los altos cargos políticos, militar y religioso eran exclusividad de los "peninsulares"; las tierras y producción podían ser de los criollos, pero el comercio internacional era exclusividad de España, como los principales cargos públicos políticos. A los mestizos no se les permitía poseer propiedad privada, el más alto cargo que un mestizo podía esperar era administrador de hacienda, los indios eran esclavos sin derecho a poseer nada. Pero fue el menosprecio de los peninsulares hacia los criollos lo que procreó odió y envidia, razones suficientes para apoyarse y usar la causa de otro para sus siniestros fines (la oligarquía). Los criollos, imbuidos por sus condescendientes de Estados Unidos, astutamente comenzaron apoyar las justas aspiraciones de mejoría que pedían los mestizos e indios, y hábilmente agregaron una idea más a propósito a sus intereses: Independencia de España.
Con este engañoso paso alcanzaban su principal y único objetivo, el cual era cuidar la integridad y respeto de sus intereses político-económicos y heredar los privilegios que gozaban los peninsulares...
Las justas aspiraciones de mestizos e indios, que enterados someramente de la independencia de las Trece Colonias Británicas, y la filosofía de Libertad, Igualdad, Fraternidad y la reciente formada República de los revolucionarios enciclopedistas franceses, les motivó a expresar su malestar e inició la mecha por independencia de España. Las masas estaban allí, dispuestas, pero no había planeamiento, ni líderes... entonces fue que a iniciativa de algunos masones, empezaron las luchas reivindicativas”
Por otro lado, vale la pena destacar que la famosa “Estatua de la Libertad” ubicada en Nueva York, fue creada por el masón francés Anthony Bartholdi, y donada por el pueblo francés en 1876 a los norteamericanos, al cumplirse el centenario de la independencia de sus trece colonias, y para recordar asimismo la estrecha colaboración de ciudadanos franceses en su mayoría masones en la lucha independentista norteamericana. En el pedestal de la referida estatua, existe una placa recordatoria con la grabación alusiva de un mensaje masónico.
LA MASONERÍA HISPANOAMERICANA EN EL SIGLO XVIII:
En el siglo XVIII, en Londres, Gran Bretaña, se crea la primera asociación política-secreta bajo el nombre de “Gran Reunión Americana” donde se iniciaron o afiliaron un buen número de futuros próceres sudamericanos; fueron patrocinadores de ella Miranda (venezolano), O’Higgins (chileno), Bello (venezolano), Mariño (venezolano), Rocafuerte (ecuatoriano), Olmedo (guayaquileño), Caro (cubano) y otros más. Se indica a través de la historia que los dos más grandes libertadores sudamericanos, nos referimos, al Q:. H:. Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios, y el R:. H:. José Francisco de San Martín y Matorras, prestaron un juramento ante esta “asociación”, que era hacer realidad la causa de la emancipación de Sudamérica, a pesar de que ambos paladines, tenían distintas personalidades, pero en ellos obraba la misma sagrada misión.
Bartolomé Mitre (H:. masón argentino), en su obra “Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina”, Imprenta de Mayo, Buenos Aires, Argentina, 1859, Tomo II, página 273, manifestó que: “Las sociedades secretas de los americanos, revestían todas las formas de las Logias Masónicas; pero sólo tenían de tales, los signos, las fórmulas, los grados y los juramentos”.
Prosiguiendo con nuestro trazado, en Madrid, España, se funda la filial de la “Gran Reunión Americana”, pero con la atingencia de llevar la denominación de “Junta de las Ciudades y Provincias de la América Meridional”, y en Cádiz, España, a iniciativa del Q:. H:. Bernardo O’Higgins Riquelme, se crea otra, la que lleva el nombre de “Sociedad de Lautaro”. O’Higgins escogió Cádiz, para sus propósitos, por ser el puerto marítimo más frecuentado en aquella época, por los criollos americanos, logrando consolidar rápidamente su agrupación.
Sobre la Logia Lautaro, sostiene el autor argentino Vicente Fidel López (1815-1903), en su obra “Historia de la República Argentina”, Buenos Aires, Argentina, 1912, Tomo VI, pág. 305, lo siguiente: No fue como generalmente se ha creído, un título de ocasión sacado acaso de la Leyenda Araucana del poeta y conquistador español Alonso de Ercilla, sino una “palabra” intencionalmente masónica y simbólica, cuyo significado específico no era “guerra a España” sino “expedición a Chile”: Secreto que sólo se revelaba a los iniciados en al tiempo de jurar el compromiso de adherirse y consagrarse a ese fin.
El escritor colombiano Ismael López que escribía con el pseudónimo de Cornelio Hispano en su obra “La Vida Secreta de Bolívar” (Editorial Bedout, Santa Fé de Bogota, Colombia, 1944), menciona:
“Si el precursor Francisco de Miranda (hermano masón), hubiese iniciado solamente a Bolívar, San Martín y O’Higgins, ello bastaría para justificar el titulo de Padre de la Independencia, que con gratitud le prodigan hoy, los sudamericanos...”
(El comentario expresado líneas arriba, es realizado en forma adrede, debido a que muchos francmasones actualmente creen que se le otorgaba este título a Sebastián Francisco Antonio Gabriel de Miranda y Rodríguez, por ser el creador de las primeras Logias Masónicas en territorio hispanoamericano, cosa nada cierta...).
Si verificamos bien la historia de América en general, y repasamos los pocos y antiguos documentos existentes, entre ellos los de Cuadros Logiales, con júbilo notaremos que en todas las naciones, ubicadas al Norte, Centro y Sur, los principales precursores, próceres y héroes de las mil batallas o combates, llevaban junto a la espada, lanza o fusil, el Mandil, la Escuadra y el Compás.
Según fuentes masónicas y de historiadores españoles, como Augusto Barcía Trelles, San Martín había ingresado a la masonería en 1808 a la Logia “Integridad” de Cádiz (centro del liberalismo español), y frecuentó durante su ostracismo europeo, Logias en Inglaterra, Bélgica y Francia, como antes lo había realizado en Lima, específicamente en la Logia “Paz y Perfecta Unión”. En Bélgica fue condecorado San Martín en 1825 por los masones de las Logias “La Parfaite Amitié” y “Les Amis Philanthropos” con una medalla que lleva su perfil, el único auténtico que se conserva con su verdadera fisonomía, debido a la dedicación del grabador oficial del reino belga, que también era masón, su nombre Henry Simón.
Con relación al viaje de San Martín y la de otros complotados para que llegaran a América en 1812, vale la pena destacar la colaboración económica y pecuniaria del dirigente masón londinense, James Duff, IV Conde de Fife. (Emilio J. Corbiére. “La Masonería, Tradición y Revolución”, II Parte. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, Argentina, 2001, página 31).
Merece asimismo la atención resaltar la revolución o el levantamiento del masón Rafael del Riego y Núñez, en España el 1 de enero de 1820, hecho que evito fortuitamente que un fuerte contingente de soldados españoles fuera embarcado con destino a Sudamérica, en los albores de la independencia. (Carnicelli, op. cit. pág. 208).
“Tanto masón era Bolívar como Riego, y todos ellos y sus seguidores obedecían a una autoridad omnipotente, al supremo y oculto poder masónico, aliado a los enemigos seculares de España: A los pueblos anglosajones” (Carlavilla, Mauricio. op. cit. pág. 109).
CONCLUSIONES:
La Masonería estuvo ligada a la revolución democrática burguesa de los siglos XVIII y XIX; sólo los tontos, tal como lo asevera el escritor argentino Emilio J. Corbiére, pueden negar esta realidad, los objetivos se cumplieron con las revoluciones democrático liberales e independentistas. (Corbiére, op. cit. pág. 21).
El autor Ángel María de Lera, en su obra “La Masonería que Vuelve” (Editorial Planeta, Barcelona, España, 1980, pp. 112 y ss.), nos confirma que el influjo de la Masonería en la independencia de las colonias españolas de América fue puramente ideológico y, como se diría ahora, coyuntural, puesto que los ideales masónicos, eran el sustento espiritual de los progresistas, en una época en que el fracaso del viejo orden autocrático y dogmático imponía la necesidad de dar al mundo un orden nuevo con base en la libertad y la democracia. Eran la utopía de ese entonces...
Y, como indica la frase “En Enarge Et Logos” que significa “en un principio fue la palabra”, las Logias Masónicas aportaron las ideas de sus principios y fundamentos que inspiraron luego decididamente a sus miembros, para que cumplieran con su “lote de trabajo”, para con el Supremo Hacedor del Universo, para con sus semejantes y para consigo mismos, reafirmando por siempre el trilema masónico de Libertad, Igualdad y Fraternidad.
Jueves, 19 de junio del 2003 e:. v:.
Bibliografía:
1.- Barcia Trelles, Augusto               “Historia de San Martín”
2.- Carlavilla, Mauricio                    “Ampliaciones y Refutaciones”
3.- Carnicelli, Américo                     “La Masonería en la Independencia de América”
4.- Corbiére, Emilio J.                       “La Masonería, Tradición y Revolución”
5.- De Lera, Ángel María                  “La Masonería que Vuelve”
6.- Fernández Cabrelli, Alfonso        “El Papel de la Francmasonería en la Revolución Francesa”
7.- Lennhoff, Eugen                          “Los Masones ante la Historia”
8 .-Hispano, Cornelio                        “ La Vida Secreta de Bolívar”
9.- López, Vicente Fidel                    “Historia de la Republica Argentina”
10.- Mendoza Silva, Eduardo            “Masonería Pre Republicana”
11.- Mitre, Bartolomé                       “Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina”
12.- Onsari, Fabián     “San Martín, la Logia Lautaro y la Francmasonería”
R:. H:. José Guzmán Estrada.

P:.V:.M:. R::L:.S:. Victor Raúl Haya De la Torre No. 143

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