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jueves, 30 de agosto de 2012

LA DEFINICIÓN DE MUERTE


DESDE LAS PERSPECTIVAS FILOSÓFICAS DE BERNARD GERT Y DANIEL WIKLER(1)
 

Desde la creación de la terapia intensiva la medicina comienza un proceso de tecnologización centrado fundamentalmente en el inicio y en el final de la vida.
 A su vez, dicho proceso de tecnologización de la medicina originó un proceso inverso dedesmedicalización de los derechos referidos principalmente al morir y al nacer. En los países desarrollados los movimientos sociales autonomistas impulsaron la defensa de los derechos del paciente, ocasionando la ruptura de la relación paternalista médico-paciente en el contexto de una compleja y pluralista sociedad moderna. Desde entonces as decisiones compartidas constituyen el rasgo mas importante a destacar de las nuevas relaciones médico-pacientes, reguladas a través de instrumentos ético-legales como el consentimiento informado, las decisiones anticipadas o a través de consultas a los Comités de Ética, las cuales constituyen -en dichos países- precedentes importantes a considerar por las Cortes en caso de conflictos de derechos o dilemas morales. Tales cambios fueron indispensables si consideramos que la aplicación de la tecnología a la medicina no siempre redunda en beneficio de los pacientes y, por lo tanto, su uso debe ser selectivo.
 En dicho marco la prolongación de la vida dependerá entonces de la decisión última del paciente, de sus ideales y valores. El rol del filósofo en el actual contexto medico pasa a ser indispensable si pensamos en la responsabilidad indelegable que posee dicho profesional de crear el marco ético necesario y participar en el mismo para dirimir los citados conflictos morales. A continuación nos Iimitaremos a analizar dos posiciones filosóficas diferentes sobre la definición de muerte, defendidas por prestigiosos filósofos norteamericanos contemporáneos: Bernard Gert y Daniel Wikler.
No obstante, antes de comenzar con dicho análisis consideramos necesaria una breve referencia histórica y metodológica sobre el tema que nos ocupa: la muerte.
1- Cambio de la definición de muerte.
Breve análisis de los criterios de muerte Si bien no pretendemos realizar un análisis histórico de los criterios de muerte, el cual ha sido minuciosamente desarrollado por el Dr. Calixto Machado2, resaltaremos brevemente los hitos más importantes que implicaron el cambio del criterio de muerte a la Iuz de los descubrimientos científicos. Históricamente el concepto de muerte, definido negativamente, se basó en la observación de una ausencia total de la función respiratoria. El descubrimiento de la circulación por William Harvey en 1627 convirtió al latido cardíaco en otro signo de vida. Su ausencia, junto con la respiración, definieron la muerte por más de 350 años.
Desde la creación de la terapia intensiva fue posible observar cómo, a través del
mantenimiento artificial, los "enfermos" con pérdida absoluta de todas las funciones encefálicas conservaban "signos vitales", situación descripta en aquel entonces como "el estado en que se asocia un encéfalo muerto a un cuerpo vivo".
En 1959 Mollaret y Goultón3 definieron a ese estado con el nombre de coma depassé, estado que va mas allá del coma profundo. Surge entonces la necesidad de responder nuevamente a la vieja pregunta: es la frontera entre la vida y la muerte? La respuesta a dicha pregunta excedía el ámbito medico, debido a las implicancias Micas, legales, sociales y religiosas que traería aparejada una nueva definición de muerte. Es así como en 1968 se reúne en Harvard un grupo multidisciplinario con el objeto de establecer y dar a conocer un nuevo criterio de muerte "Un individuo debe ser considerado muerto cuando todo su encéfalo lo está, aún cuando su respiración su circulación puedan ser mantenidas artificialmente"4. Con el avance de la terapia intensiva se demostró que era posible resucitar a enfermos después del paro cardiaco y dar oxigeno par tiempo indefinido, a través del respirador artificial, a los pacientes con depresión respiratoria. El cese de la función cardiorespiratoria no implica necesariamente la pérdida permanente de las funciones del organismo como un todo y de la conciencia. Por la tanto, la ausencia de respiración y el cese de los latidos cardíacos no constituían mas criterios válidos de muerte como el mantenimiento artificial de las funciones cardiopulmonares no constituye un criterio de vida.
2-Distinción de niveles de análisis
 a)    Nivel práctico:
Nuestra investigación sobre un tema tan complejo y amplio como la muerte estuvo
motivada por las confusiones conceptuales reflejadas cotidianamente en el lenguaje y actitudes del personal médico y de enfermería de las Unidades de Terapia Intensiva (UTI). Hablar de paciente cuando se refiere a cadáver, hablar de muerte sólo cuando se produce el paro cardíaco a un individuo al que se le ha diagnosticado la muerte y se halla mantenido artificialmente, hablar de eutanasia cuando se retira el respirador al mismo individuo, refleja conflictos emocionales y falta de claridad conceptual sobre /as conceptos básicos de muerte y eutanasia.
 No analizaremos aquí los aspectos sicológicos, nos limitaremos a analizar las confusiones conceptuales con el fin de clarificar el concepto de muerte y su relación con el concepto de eutanasia. Consideramos importante destacar que la falta de claridad conceptual no sólo se encuentra a nivel práctico.
 b)    Nivel teórico:
Desde hace varias décadas filósofos como Robert Veatch o Bernard Gert plantearon la confusión de niveles que existe cuando se habla de la muerte. Para el primero de ellos es necesario distinguir entre definición formal de muerte (estructural), concepto de muerte (de contenido filosófico) y criterio para determinar la muerte (médico-legal).
En tanto Bernard Gert sostiene que el significado de muerte no puede alejarse del uso ordinario del término, siendo por lo tanto necesario que la definición estrictamente filosófica de muerte como los criterios y los test corroborativos, que responden a su vez a los adelantos médicos y tecnológicos, se adecúen al sentido ordinario del concepto: un individuo está muerto cuando puede ser velado o enterrado. Según Daniel Wikler no existiría contradicción o desacuerdo real en la definición de muerte a nivel teórico si distinguimos entre aquellos que definen la muerte como muerte del cuerpo (muerte encefálica y muerte por paro cardiorespiratorio) y aquellos que definen la muerte como muerte de la persona (muerte neocortical). Sólo estaríamos hablando de cosas distintas bajo una perspectiva dualista extrema, por ej. Podríamos decir "murió la persona" y todas las perspectivas estarían de acuerdo. Sin embargo, no existiría tal acuerdo a nivel práctico (médico-legal), por ejemplo no podríamos certificar la defunción ni velar ni enterrar la persona muerta cuyo cuerpo aún está vivo (caso de los Pacientes en estado vegetativo persistente PVS). La tercera posición que Wikler distingue es la muerte del organismo, según la cual existe sólo una muerte total y toda otra definición de muerte que no defienda la muerte del organismo es confusa conceptualmente. Esta posición estaría en contradicción con la definición de muerte de la persona (muerte neocortical) sostenida por Wikler.
 3- Bernard Gert: una definición de muerte adecuada al uso ordinario del lenguaje
Como hemos visto anteriormente, de acuerdo con Gert la definición de muerte es una tarea primariamente filosófica, consistente en la explicitación del significado ordinario de "muerte". En el sentido ordinario todos los organismos vivientes mueren y dicha muerte es caracterizada como permanente. Por lo tanto, cuando hablamos de muerte nos referimos a la muerte del organismo, y sólo después de la misma es posible el funeral o la cremación del individuo.
La muerte es un fenómeno biológico común a todos los miembros de todas las especies, no obstante los criterios para determinar la muerte de una planta no son
precisamente los mismos que se requieren para determinar la muerte de un animal consciente. A su vez, tales criterios médicos y test corroborativos se vuelven cada vez más sofisticados por el mismo avance de la tecnología que permite mantener artificialmente el cuerpo de un cadáver.
El momento de la muerte puede determinarse con precisión. La muerte es considerada por nuestro autor como un evento que separa el proceso de morir del proceso de putrefacción.
Analicemos entonces la definición de muerte propuesta por Gert: "la muerte es la
Cesación permanente de todas las funciones clínicamente observables del organismo como un todo y pérdida permanente de la conciencia por el organismo en todas sus partes identificables”.5
En principio destacaremos dos de las características mencionadas anteriormente: la muerte es permanente y es la muerte del organismo como un todo, no de un cuerpo sólo o de una persona sin consideración sobre el cuerpo. Ahora bien, "organismo como un todo" no es lo mismo que "todo el organismo". Por "organismo como un todo" Gert entiende el complejo superior que interacciona con todos o con la mayoría de los subsistemas orgánicos. Del complejo superior (encéfalo) depende la integración generación, interrelación y control de las complejas actividades del cuerpo. Si a un individuo le falta parte de su organismo (una pierna, un brazo), no diremos que esta muerto porque no es más "todo el organismo". Si el individuo ha perdido la integración de Las funciones vitales por la destrucción del encéfalo entonces ese individuo esta muerto.
Gert resalta el concepto de "funciones clínicamente observables" por el hecho de que a nivel de laboratorio puede existir vida celular, lo cual no influye en la consideración de muerte del organismo como un todo. No diremos que el cadáver esta vivo por el hecho de que le crezcan as unas o los cabellos.
En resumen, el punto de vista defendido por Bernard Gert es biológico, su argumentación a favor del criterio de muerte encefálica se basa en la perdida de lasfunciones integradas del organismo como un todo. Según Wikier lo ubicaríamos en la tercera posición, opuesta a la definición de muerte neocortical postulada por dicho autor, entre aquellos que defienden la muerte como única: muerte del organismo.
Desde el punto de vista filosófico responde a la concepción analítica, buscando
solucionar los problemas a través del esclarecimiento del lenguaje. Por ejemplo, sostiene que la concepción de muerte de la persona surge de la confusión ocasionada cuando hablamos de la "muerte de la persona" y os referimos a la "muerte del organismo que fue una persona", no al paciente (PVS) que no tiene conciencia, que no puede interaccionar socialmente, pero que respira espontáneamente, que posee reflejos cerebrales y respuesta espontánea, que conserva funciones vitales, etc.
 Según Gert la definición de muerte no debe alejarse del sentido común como pasaría si definiéramos como muerto a un PVS - muerte de la persona -, el cual para poder enterrarlo deberíamos matar o dejar morir su cuerpo. Tampoco debe depender de los futuros cambios tecnológicos, como seria buscar diagnosticar la perdida de las funciones neocorticales a través de nuevas tecnologías para redefinir la muerte, tal como veremos más adelante cuando analicemos la definición de Wikler.
 A pesar de considerar que las razones dadas por Gert para justificar la definición de muerte son autenticas, Wikler sostiene que dichas razones encubren razones espuriascomo son:
1-    considerar que el hecho de que puedan ser mantenidos solo por pocas horas brinda la seguridad de la muerte, a lo cual Wikler sostiene que confunden la muerte con el morir,
2-    La dependencia de la máquina para las funciones vitales, no sería una
Razón válida ya que existe mucha gente que depende de la máquina para vivir por
ejemplo y esa no implica que estén muertos. Para el filósofo crítico -como gusta Ilamarse a si mismo Wikler- no es verdad que el cuerpo bien mantenido de un paciente en muerte encefálica no es un sistema integrado. Podemos imaginar que reemplazamos las funciones del tronco encefálico artificialmente y de forma permanente„ la diferencia estaría en la causa y no en la función. A lo cual responderíamos que si entramos en el terreno de ciencia ficción también podemos imaginar el reemplazo de las funciones neacorticales, las cuales tampoco constituirían un criterio de muerte.
Antes de analizar cuáles son las razones autenticas que justifican la definición de
muerte según Wikler, consideramos necesario explicitar nuestra adhesión a las razones dadas par Gert desde el punto de vista biológico para definir a la muerte como la pérdida permanente de la conciencia y de las funciones vitales integradas como un todo. Es lógica que los test corroborativos excedan el sentido común por tratarse de cuestiones medicas, siendo diferentes las test que se requieren para diagnosticar la muerte a un individuo que se halla mantenido artificialmente en terapia intensiva. No entraremos aquí a detallar los mismos.
4-Daniel Wikler: hacia una nueva definición de muerte, muerte neocortical Desde una postura "esencialista" Wikler considera a la función del filósofo en la definición de muerte coma una tarea meramente intelectual consistente en dar las mejores razones para justificar dicha definición, la cual debe ser eterna y autónoma.
 Como filósofo critico pretende dar una definición de muerte más allá del contexto social y del modelo de acomodación tecnológica (determinismo tecnológico). La definición debe estar basada en las características esenciales individuales, y, por lo tanto, no respondería a cuestiones prácticas, adelantos tecnológicos, etc. Paradójicamente, cuando argumenta en contra de la definición de muerte encefálica, sostiene que en el futuro se podrán realizar pronósticos certeros en los PVS y diagnosticar, a través de nuevas tecnologías, la muerte neocortical tal como hoy en día se puede diagnosticar la muerte encefálica.
 Según nuestro autor su argumentación sobre la definición de muerte es sólo ontológica y no moral, basada en la Teoría de la identidad personal (la cual se diferencia del concepto de persona por la connotación e implicancias morales que trae aparejada la utiIización de dicho concepto). Wikler justifica la muerte a través de la Teoría de la ldentidad personal (1980). La identidad individual se centra en la posesión de ciertos rasgos sicológicos, cuyos requisitos son la continuidad de la actividad cerebral, la relación causal de los procesos sicológicos y neurológicos, la preservación de la memoria y de las capacidades mentales del individuo.
Ahora bien, cuando queremos saber si individuo está muerto no investigamos sobre la identidad personal del individuo. No decimos: "si X ha perdido las capacidades mentales que lo hacen ser X, entonces X está muerto". La Teoría de la identidad personal ha sido criticada desde la edad moderna por filósofos empiristas como David Hume, por considerar un postulado metafísico la visión del yo como una entidad que permanece invariable mas allá de los cambios la cuestión de la identidad personal seria para Hume una dificultad gramatical más que un problema filosófico. Según dicho autor es a través de las leyes de asociación de ideas, en este caso semejanza y causalidad, como -ayudados por la memoria- construimos está idea del sujeto como una identidad personal. Para Wikler, la ausencia de continuidad de las funciones cerebrales, la ausencia de las relaciones causales entre los procesos sicológicos y neurológicos, y la pérdida de la memoria y las capacidades mentales, implican que el individuo ha dejado de existir como persona. Sin embargo, según Hume tal continuidad solo existe como
producto de la imaginación. A su vez, las funciones sicológicas y neurológicas de los hombres están sometidas a cambios que pueden ser graduales o abruptos. Por lo tanto, no diremos que aquel individuo que no muestra continuidad de ciertos rasgos sicológicos o neurológicos está muerto porque no es el mismo individuo. La mismidad es un concepto que se construye por relación de ideas y aún hoy día no se puede medir desde el punto de vista medico el grado de destrucción de las funciones neurológicas superiores, por lo tanto no se sabe sobre la capacidad de recuperación variable de los casos de PVS. Por otra parte, si el concepto de muerte neocortical propuesto considera que lo esencial del ser humano se encuentra en las funciones superiores de la corteza y, en consecuencia„ aquellos que hayan perdido la continuidad de dichas funciones están muertos, bajo ese concepto incluiríamos no solo a los PVS.
Wikler distingue el caso de los anencefalicos 6 (infantes) de los otros estados vegetativos argumentando que por carecer desde su nacimiento del material cortical necesario para desarrollar sus funciones cognitivas, su propia identidad individual es no tener una conciencia y no involucra procesos sicológicos de nivel superior. Por lo tanto, la definición de muerte no se aplicarla a esos casos, existirían como "cuerpos humanos vivientes" y no como personas. De lo anterior se sigue:
 1- la ausencia de las funciones neocorticales no equivale a la muerte en los casos de pacientes anencefálicos, aún cuando considera a la muerte como la perdida
permanente de la conciencia (lo cual constituye una teoría ad hoc, independiente de la justificación ontológica y eterna de la muerte a través de la teoría de la identidadpersonal)
2- supone que no son personas aquellos que no posean o hayan perdido las funciones mencionadas, de lo cual concluimos que tanto los anencefálicos como los PVS no son personas, pero ambos son cuerpos vivos , y sólo éstos últimos -PVS- estarían muertos.
Wikler no solo excluye a los anencefálicos de su definición -de muerte. Excluye
también a las demencias profundas. Cuál es el criterio para distinguir entre unos y otros, ya que médicamente los casos son semejantes -en todos los casos persisten las funciones vegetativas debido a que el tronco esta indemne- y no existen métodos para diagnosticar con precisión cuales son los funciones superiores que se han perdido? Para distinguir entre demencias profundas y otros
PVS, Wikler sostiene: "PVS no es meramente un estado avanzado de demencia, esto es amencia, ausencia de todo lo que hace valiosa la existencia de la gente".7 En conclusión, el citado autor en su argumento ontológico supone un criterio de valor -no explicito- sobre que vida es valiosa, excluyendo intencional y arbitrariamente de la definición de muerte los casos controvertidos de pacientes con incapacidad jurídica (demencias profundas e infantes): -Supone que sólo es valiosa la vida mientras haya continuidad de ciertos procesos sicológicos cognitivos fundamentalmente. Pero como saber si existe esa continuidad? ¿Cómo saber si el día de mañana, por los mismos adelantos tecnológicos, algunos de esos casos de PVS que no han perdido todas las funciones neocorticales recuperan la conciencia?
Sin embargo, Wikler (1988) sostiene que la definición de muerte debe ser independiente de premisas (criterios de valor) y conclusiones morales (suspensión del tratamiento) y, a su vez, debe estar limitada a algunos casos de PVS por el problema del abuso: extender la misma a pacientes seniles, dementes, etc. (argumento de la pendiente resbaladiza). Por lo tanto, según Wikler no se seguiría del hecho de pronunciar la muerte a los PVS la suspensión de la hidratación y la nutrición. No obstante, supone la consideración de que tratándose de pacientes muertos cuyos cuerpos siguen vivos seria moralmente permisible matarlos o dejarlos morir (justificación encubierta de la eutanasia por la muerte de la persona).
Al mismo tiempo sostiene que la definición de muerte no puede alejarse del sentido común: que más alejado del sentido común que tener que matar o dejar morir al muerto para poder enterrarlo o velarlo.
Si sostiene que "no es una existencia valiosa” la vida de los estados semejantes a los PVS, admite que no hay muerte, que es necesario “dejarlos morir" ya que no se puede velar ni enterrar a los cuerpos que respiran. Su planteo no justifica la definición de muerte, postulando la misma como una alternativa al dilema moral de mantener o suspender la hidratación y nutrición en dichos casos -PVS-. La búsqueda del consenso social por parte de Wikler para la aceptación de la idea de muerte en dichos pacientes no contribuye a clarificar la justificación epistemológica y ética independiente de los conceptos de muerte y eutanasia.
En síntesis, las distintas teorías, principales y ad hoc, dadas por Wikler para justificar la definición de muerte neocortical responden a razones espurias -suspensión del tratamiento moralmente permisible, confusión del proceso de morir con la muerte- y no a autenticas razones que establezcan la diferencia esencial entre la vida y la muerte, como pretendía nuestro autor.
Hablar de dos muertes, muerte de la persona y muerte del cuerpo, no solo implica
sostener un dualismo extremo. Es una falacia la cual no conduce de la premisa que es moralmente permisible permitir morir (al "cuerpo de la persona muerta") a la justificación de la muerte. Más bien permite justificar matar o dejar morir a dichos pacientes.
5-Conclusiones generales
 Consideramos, junto con Bernard Gert, que la muerte es un fenómeno biológico y, por lo tanto, no constituye un problema moral (en tanto no existan otros intereses que impulsen al cambia de la definición de muerte). Cuando hablamos de muerte nos referimos a una única muerte, la muerte del organismo como un todo. El dualismo presentado por Wikler al distinguir muerte de la persona y muerte del cuerpo solo contribuye a generar especulaciones metafísicas, confundiendo conceptos centrales en la práctica médica, como son el concepto de muerte y de eutanasia.
Distingamos entonces entre muerte y eutanasia. Para el sentido común la muerte es un hecho, el cual puede ser establecido fehacientemente a través de los test médicos vigentes hoy en día y no es necesario esperar a los adelantos del mañana. La eutanasia, más alejada del sentido común, es un dilema moral para el cual se trabaja en función de crear el marco normativo que justifique la aplicación de dicha categoría ética, por ejemplo en los casos de PVS, en base a la decisión autónoma del paciente de no ser mantenido en vida bajo esas condiciones. No se puede encubrir el segundo con la enunciación del primero: decir que el paciente está muerto con la finalidad de suspender el tratamiento.
 Hoy en día existe en EEUU un consenso social en desconectar o no Continuar el tratamiento a los PVS, pero dicho consenso se desarrolla en el marco del derecho de los pacientes a decidir sobre su propia vida El problema ético de la eutanasia no es más un problema solo del médico. La eutanasia es un derecho del paciente a rehusar continuar o iniciar al tratamiento, lo cual una obligación moral de medico de aceptar decisión del paciente. No es el derecho del paciente a decidir cualquier tratamiento médico, sino el derecho general a decidir el final de su vida, de acuerdo a sus ideales y valores, por respeto a su autonomía.
 En los casos de PVS se puede decidir a través de las directivas avanzadas o living will sobre cómo morir (suspensión de la hidratación y la nutrición en esos pacientes). A través de los Comités de Ética Hospitalarios, el accionar de las Cortes que sientan precedentes y la modificación de las legislaciones, se crea gradualmente el marco en el cual los médicos y el personal paramédico pueden plantear y solucionar los conflictos de obligaciones morales que surgen por la tecnologización de la medicina. El rol del filosofo en el contexto medico no es meramente una tarea intelectual, constituye un compromiso ético-social a la luz de los cambios y problemáticas generados en la medicina a través del uso de la tecnología y la investigación científica en seres humanos.
ARTICULO ORIGINAL DE MARÍA GRACIELA DE ORTÚZAR
 
Notas
 
1.     EI presente trabajo forma parte de un proyecto de investigación general recientemente comenzado -abril de 1996- titulado "Análisis de los problemas éticos al final de la vida a partir de la teoría moral de Bernard Gert". En el mencionado proyecto se propone analizar los nuevos problemas éticos suscitados al final de la vida en las Unidades de Terapia intensiva: la eutanasia, el trasplante de Órganos, el consentimiento informado, las directivas avanzadas y la redefinición de muerte. Consideramos imprescindible abordar los mismos desde una teoría moral consistente y unificada, la cual permitirá defender la naturaleza sistemática y la profesionalidad de la ética como disciplina académica.
 2. Machado, Calixto y otros, Evolución histórica en el concepto y diagnóstico de muerte. Instituto de Neurología y Neurocirugía, Cuba, 1993.
 
3. Mollaret, P., Goulon, M. "Le coma depasse", Rev. Neural.'101315,1959.
4. “Definición de coma irreversible: Un nuevo criterio de muerte", Reporte del Comité Ad Hoc de la Escuela de Medicine de fa Universidad de Harvard, JAMA 205. 85-88, 1968.
 
5. Gert, B., "A complete definition of death", en Brain death, edit. por Calixto Machado,1995, Elsevier.
 
6. Green, M., Wikler, D., "Brain death and Personal identity", Philosophy Public Affairs, 1980, p. 123.
 
7. Wikler, Daniel, "Not dead, not dying?", en Hastings Center Report, february-march, 1988, p.47.

miércoles, 29 de agosto de 2012

La Tabla Esmeralda

Jan Van Rijckenborgh comenta con magistral sabiduría la primera línea de este texto inmortal: La Tabla de Esmeralda, punto de partida de la filosofía hermética y de la sabiduría de la Gnosis original.
Es verdad. Es cierto. Es toda la verdad.
Lo que está abajo es como lo que está arriba, y lo que está arriba como lo que está abajo, a fin de que los milagros del Único se realicen.
De la misma manera que todo fue engendrado del Único por un solo intermediario, de la misma manera todo ha nacido del Único por transmisión.
El sol es el padre, la luna es la madre, el aire lo ha llevado en su seno, la tierra es su nodriza.
El Padre de todos los talismanes del mundo es omnipresente.
Su fuerza, cuando es utilizada en la tierra, permanece inmaculada.
Separad, con amor, gran comprensión y sabiduría, el fuego de la tierra, lo sutil de lo que es duro, denso y sólido.
De la tierra sube al cielo, después desciende a la tierra, tomando en si mismo la fuerza de lo alto y de lo bajo.
Así poseeréis la gloria del mundo entero, de manera que todas las tinieblas se separan de vosotros.
 Ella es la poderosa fuerza de las fuerzas, pues ella triunfará sobre toda cosa sutil y penetrará toda cosa densa.
Así fue creado el mundo. De él, y de la misma manera, nacerán creaciones maravillosas.
Se me ha dado el nombre de Hermes el Tres Veces Grande porque poseo los tres
aspectos de la sabiduría del mundo entero.
 
Lo que he dicho de la preparación del oro, la actividad del sol espiritual, se ha cumplido.
“Os presentamos aquí un testimonio de los antiguos, conocido con el nombre de Tabula Smaragdina, la Tabla de Esmeralda. Circulan leyendas con respecto a esta Tabla de Esmeralda que quizás conocéis. La Tabla de la que se trata aquí es una piedra tumbal cubierta de inscripciones que encierran la sabiduría transmitida de los antiguos. Esta sabiduría original fue grabada en la piedra. Bajo esta piedra, se encontró el cuerpo intacto de Hermes Trismegistos.
Esto nos hace pensar inmediatamente en el Templo funerario de Cristian Rosacruz. Una placa de bronce, también cubierta de formulas de la sabiduría universal, cerraba esta tumba bajo la que se encontró, en perfecta analogía con el relato concerniente a la Tabla Esmeralda, el cuerpo intacto de nuestro Padre y Hermano C.R.C., con gran solemnidad.
Jan Valentín Andreae y los suyos no fueron pues innovadores al componer la Fama Fraternitatis. No podían serlo puesto que la Llamada de la Fraternidad es siempre la misma a través de los siglos, y debe serlo, pues enuncia cada vez la sabiduría de la Gnosis original.
Lo que sorprende directamente en el testimonio de los antiguos en el que ahora nos detenemos, es de que aquí se trata de una Tabla de esmeralda. Una esmeralda es una piedra preciosa de un verde extraordinario. Al igual que los metales, las piedras preciosas tienen la propiedad de captar, de retener y de reflejar las vibraciones y las radiaciones. Cada piedra y cada metal están polarizados por una vibración particular. Cada metal y cada clase de piedra tienen un carácter totalmente propio, una propiedad específica. Por ello, en el ocultismo por ejemplo, la ciencia de los metales, de las piedras y de los colores es frecuentemente aplicada para favorecer el efecto de ciertas radiaciones y para combatir a otras.
La Biblia, también, hace frecuente alusión a las piedras preciosas. Pensar en la ciudad llamada la Nueva Jerusalén en el Apocalipsis. Se dice que sus doce puertas están ornamentadas con piedras preciosas excepcionales; esto para hacer comprender que todas las radiaciones saludables, luminosas y dispensadoras de fuerza, entran por estas doce puertas, de tal modo que la ciudad ya no tiene necesidad de la luz del sol y de la luna dialécticas.
El color, la fuerza, la radiación que designa la palabra <<esmeralda>> indican la base, el comienzo, el fundamento absoluto sin el cual nada puede ser emprendido. Así la Tabula Smaragdina es el punto de partida de la filosofía hermética. Sin esta llave, es imposible comprender la sabiduría de la Gnosis original. Esto es lo que explican los filósofos herméticos de antaño por la expresión Tabla de Esmeralda.
La Tabla de Esmeralda, la piedra tombal bajo la que yace el cuerpo noble e intacto de Hermes Trismegistos, comienza por las palabras: <<Es verdad. Es cierto. Es toda la verdad.>> Triple confirmación de las formulas de sabiduría que menciona la piedra sagrada.
Si consideramos superficialmente este comienzo, nos parece un poco redundante y totalmente en desacuerdo con una sobriedad objetiva. ¿No podía contentarse el autor diciendo: <<El contenido concuerda absolutamente con la verdad>>? No, ¡no podía! Pues esta triple confirmación se refiere a una formula mágica de un contenido muy profundo.
El primer versículo dice que la verdad de la que testimonia la Tabla de esmeralda es, en la personalidad y el sistema microcósmico del candidato, enteramente confirmada por la experiencia. Cuando el discípulo de Hermes dice: <<Es verdad>>, quiere decir otra cosa totalmente diferente al hombre dialéctico. El discípulo de Hermes no habla y no testimonia de la verdad más que cuando ha recorrido el camino y experimentado los valores de los que es cuestión/de los que se trata. Podéis tener fe y confianza en la precisión del testimonio de este hombre que se ha vuelto mago; y os daréis cuenta que, cuando hayáis recorrido el camino de la experiencia, diréis con la misma certeza exaltada: Es verdad.
La verdad no tiene valor, solo es verdad para vosotros si la habéis experimentado vosotros mismos, si la vivís directamente. ¿Qué os aportaría una verdad que no siguierais, que no vivierais?. La verdad en sí misma no libera a nadie sino que juzga; lo que quiere decir que un hombre que trata de recorrer un camino personal entra en conflicto con la verdad. Pero desde que se esfuerza en aproximarse a ella, en vivificarla y afirmarla por su propio comportamiento, se libera del juicio. Por ello el hombre del Antiguo Testamento tiene toda la razón en temerla y temblar ante sus juicios, mientras que el hombre del Nuevo Testamento, que la realizará, la amará por encima de todo.
La segunda afirmación: <<Es cierto>> significa que la verdad es/está en la medida de la experiencia individual; no puede como tal ir más allá. En consecuencia, toda especulación filosófica nos aleja de la verdad. No ignoráis que la filosofía dialéctica es casi enteramente especulativa, tal como lo ha demostrado ya tan frecuentemente la Escuela Espiritual. Esta es la razón por la cual existen tantos sistemas filosóficos que se contradicen mutuamente. Son frecuentemente la prueba de deducciones elevadas, de una necesidad infinita de verdad, pero están muy, muy alejadas de la verdad misma.
La verdad de la que testimonia el discípulo de Hermes es, primeramente, experimentada; segundo ella está desprovista de todo elemento especulativo; tercero debe ser toda la verdad.
Solo cuando es toda la verdad es liberadora. <<El hombre ordinario de este mundo dice frecuentemente: “Lo que es verdad para vosotros no es necesariamente verdad para mi”>> En efecto existen una infinidad de pretendidas verdades contradictorias que se atropellan para prevalecer en el mundo. Dicho de otra manera, el hombre natural, luchando en su aislamiento, sigue frecuentemente un camino necesario y verdadero para él, pero absolutamente inútil e incluso perjudicial para otro. Mientras que la verdad entera, en el sentido hermético, está destinada a toda la humanidad, es válida para todos y concierne a todos.
Por ello, desde las primeras líneas, la Tabla de Esmeralda nos dice: no hablamos de una verdad válida para tal o cual individuo en un momento dado, en tanto que episodio de la historia de su vida, sino de una verdad que debe ser experimentada, que de ninguna manera es especulativa, de una verdad plena y total, es decir destinada al conjunto de los hombres. Es esta triple verdad, entera e inatacable la que contiene la Tabla de Esmeralda.”
LA GNOSIS ORIGINAL EGIPCIA Y SU LLAMADA EN EL PRESENTE ETERNO, J. VAN RIJCKENBORGH, TOMO PRIMERO, PÁGINAS 10 – 14.
 

martes, 28 de agosto de 2012

FRATERNIDAD Y TOLERANCIA


Tolerancia: del latín tolerare, el cual significa “soportar”, “sostener”, se refiere al grado de aceptación respecto a un elemento contrario a una regla moral, civil o física. Dicho en otras palabras, la tolerancia es la actitud que una persona tiene respecto a aquello que es diferente de sus valores. Es importante, en este punto, diferenciar la tolerancia de la indiferencia, esta última niega la atención a los valores del prójimo como una forma de superar cualquier diferencia que pueda originar alguna disputa, lo que en el fondo anula la postura contraria o diferente, contradiciendo lo que en el fondo se busca, el respeto por las creencias, ideales o carácter del otro.
 La tolerancia es la práctica del respeto mutuo y en su grado máximo, el entendimiento mutuo, aún cuando no se compartan plenamente dichos valores en los cuales se funda una relación interpersonal.
La práctica de la tolerancia en nuestro discreto grupo humano se entiende como la capacidad de escuchar y aceptar a los demás, comprendiendo el valor de las distintas formas de entender la vida. Sin embargo, estas formas de entender el mundo, por muy extremas que sean no pueden ir en contra de los derechos de los demás, por ello quedarán descartadas posturas de supremacía racial, sexual, religiosa, social, espiritual, entre muchas otras que buscan la anulación o el exterminio del prójimo. No hay tolerancia en aquellas posturas extremas aunque se afirme lo contrario.
En 1996, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró al 16 de noviembre como Día Internacional para la Tolerancia, una jornada que, cada año, se dedica a la organización de actividades orientadas a promover la tolerancia.
Como dato anecdótico, en medicina, la tolerancia está vinculada a la sensibilidad que una persona tiene respecto a una sustancia (un remedio). Es posible afirmar entonces, que algo externo que fue ideado para curar nuestras dolencias internas podría ser rechazado por la sensibilidad de nuestro organismo generando anticuerpos que expulsarán de nuestro sistema aquel componente extraño.
La tolerancia en su origen es un componente biológico, más que sicológico, que dispara defensas en todo orden físico, para evitar dañarnos o causar algún malestar que ponga en riesgo nuestra vida y por ende nuestra existencia como grupo y finalmente nuestra permanencia como especie. Es así como lo intolerable en una situación extrema o de riesgo vital nos puede matar, pero si no lo hace nos hará más fuertes.
 
Fraternidad: del latín fraternĭtas, el cual significa “afecto”, “vínculo entre hermanos o entre quienes se tratan como tales”. Los sinónimos más conocidos de este término son: hermandad, amistad y camaradería.
Generalmente la fraternidad se rompe cuando se traiciona el afecto entre Hermanos. Por ello las organizaciones fraternales son aquellas cuyos miembros se comportan como una hermandad. Es un ejemplo claro y cercano nuestra sociedad secreta (con organización estricta y con acuerdos de confidencialidad), en la cual: “Si un miembro de la fraternidad esta en problemas, tenemos la obligación de ayudarlo”.
Para la filosofía, la fraternidad es la buena correspondencia y la unión entre personas con un fuerte vínculo afectivo. El concepto aparece como dogma religioso en la Biblia y es enseñado como principio filosófico desde los estoicos griegos y romanos. La noción forma parte del lema de la república francesa (“Libertad, Igualdad, Fraternidad”).
 “Fraternidad, significa respeto, y lo manifestamos en el silencio con que escuchamos a nuestros Hermanos. Cada Mason es un ser sediento de saber, ya que esta consciente de que solo la sabiduría será el canal que algún día lo guía a puerto seguro.”
 La fraternidad está inserta en el ámbito de las obligaciones morales y no en los derechos, donde la libertad y la igualdad deben colocarse en primer lugar de nuestra escala valórica humana.
 En el ámbito cristiano la fraternidad es interpretada como el cumplimiento de la Misión del Evangelio, creada por el mismo Jesús durante su vida y encomendada a sus seguidores para el cumplimiento de la palabra.
 La fraternidad en los grupos humanos como los nuestros comprenden algunas actitudes hacia el prójimo dignas de practicar para alcanzar un poco más la perfección moral y espiritual. Sentir la alegría y el sufrimiento ajeno, entender al otro, colocarse en su lugar, escucharlo y posteriormente aconsejarlo, disculparse con él mirándolo a los ojos si lo hemos mal entendido, apreciarlo con sus defectos y debilidades, guiarlo en momentos de oscuridad, brindarle luz cuando se siente perdido, darle certezas cuando no se siente seguro, levantar su imagen cuando otros hablan mal de él, creer lo que nos dice aunque tengamos dudas producto de nuestros prejuicios, mantenerlo a cubierto si para ello es necesario dar nuestra vida, proteger su secreto como si fuera nuestro, respetar su silencio como respetamos nuestra libertad, ayudarle en el camino del progreso espiritual sin esperar recompensa alguna, no menospreciar en ningún momento la ayuda que nos quiere brindar por básica o escasa que esta sea, creer que el puede ser mejor que uno siempre, confiar ciegamente en él aunque eso nos comprometa o involucre a hacer algo por él, quererlo, amarlo y respetarlo como un hermano, digno de recibir lo mejor de nuestra vida aunque esta sea sólo una apariencia, una ilusión como tantas otras que transitan por este mundo, dejando huellas.
Porque lo real y verdadero para nosotros no es lo sabido o conocido, sino lo por conocer y descubrir en cada una de nuestras existencias que se unen y avanzan unidas por una cadena de fraternidad que se rompe solo por la desaparición de uno de los nuestros, pero que se vuelve a unir cada vez que un nuevo iniciado renace y ve nuevamente la luz.
 Conclusiones
Cada uno de nosotros, masones y aprendices, estamos hechos de valores y antivalores. Verdades y falsedades inundan nuestra mente cada vez que queremos interpretar y vivir cada una de nuestras realidades particulares, nuestra finitud hace eco en nuestras debilidades y también en nuestras fortalezas, creemos en el otro porque no tenemos más opción, confiamos ciegamente en el otro porque no tenemos nada que perder, miramos la luz de cuando en cuando por que de otra forma nos enceguecemos, es demasiado ardua la tarea de vivir perfeccionándonos, buscando para ser encontrados, golpeando para ser recibidos, pidiendo para ser bendecidos. Nos sobra fraternidad y tolerancia, pero nos falta valor para aceptar y reconocer que sin el otro no llegaremos muy lejos, imaginar que la perfección es algo alcanzable nos tranquiliza, pero nuestro inconsciente se encarga de revelarnos verdades olvidadas, más originarias que la misma filosofía. El cuerpo se gasta con los años en un proceso biológico natural, tal como se suavizan asperezas en nuestra piedra bruta con los golpes que nos da la vida misma, ella es nuestro mazo y la razón nuestro cincel, quitamos con ella todo lo que no somos, pero también lo que hemos sido siempre. En nuestro vigoroso corazón de masón, hasta el último aliento de vida, yace también el origen de nuestra propia especie, que lucha incansablemente por superarse, por encontrar la verdad, la justicia y la luz que nos guíe cuando nos alcance la muerte.
Bibliografía
La Fraternidad Permanente y la ocasional, autor D.B. Revista Masónica de Chile, año XLVI septiembre octubre 1969 N° 7 y 8.
Proposiciones para una reflexión en torno al tema de la Fraternidad, Jorge Blas Morales, aprendiz de la Logia Atenea N° 67. Revista Masónica de Chile año LIV Julio Agosto 1977, N° 5-6.
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