El origen de la
Masonería, lo mismo que aquella de esquilas las grandes instituciones
destinadas a ejercer una gran influencia sobre el porvenir de la humanidad, se
pierde en la noche de los tiempos, miles de opiniones contradictorias han sido
emitidas sobre este asunto, miles de sistemas han sido ensayados y hasta hoy,
ningún sistema ha podido tomar una preponderancia bastante marcada para reunir
en él la opinión general.
Estos dos pasos
resumen, salvo ligeras variaciones, las opiniones que son generalmente
adoptadas sobre el origen de la Masonería. Uno y otro la ponen cerca de la cuna
del género humano, de ello hacen la depositaria de la ciencia primitiva; y es
en este sentido que el profundo San Martín ha podido decir: "que tu
Masonería eres una emanación de la Divinidad;" y el inglés Smith: "que
Adán fue el depositario de la ciencia masónica, y que la tenía de Dios "
Que si, yendo más
adelante en una búsqueda audaz, habrá que darse cuenta de los motivos que han
hecho dar a esta ciencia misteriosa el nombre de Masonería, será libre de
elegir entre la opinión de aquéllos que la hacen derivar de la construcción de
la torre de Babel, esta primera y audaz tentativa del poder de la inteligencia
humana; o de aquéllos que quieren encontrar el recuerdo del templo de Salomón,
esta maravilla del arte humano ayudado por la inspiración divina; o por fin de
los arqueólogos quienes afirman que en la antigüedad, toda ciencia era
simbolizada en una construcción y que, en el lenguaje de los poetas, una ciudad
construida, estas no eran de piedras amontonadas, eran de instituciones
fundadas.
Los libros sagrados de
los hebreos dan homenaje a la iniciación egipcia, contando que Moisés fue instruido
en las ciencias de los egipcios, o en otras palabras, que fue iniciado.
El cristianismo vino,
y ensanchó el círculo de la iniciación; extendió a todos los hombres los
beneficios de la parte moral de los misterios. En cuanto a la parte científica,
su gran fundador la descuidó, como menos esencial a su misión; la dejó como un
noble pensamiento a los infatigables estudios de los curiosos y de los sabios.
Sin embargo, el
cristianismo estuvo lejos de absorber en su seno partes de las ciencias
sagradas: la filosofía conservó su independencia, haciéndose a si misma
cristiana; Orígenes, Justino, Clemente de Alejandría, Hermias y muchos más
padres de los primeros siglos, son una prueba de ello. Hubieron también
filósofos que se impusieron la tarea de conciliar y hacer concordar los dogmas
cristianos y las enseñanzas filosóficas del paganismo: los Gnósticos y los
Maniqueos, anatemizados por la iglesia, ensayaron esta obra, que no carecía de
cierto tamaño.
Manès, para quien los
segundos han perdido su nombre, nació en el año 257 de la era vulgar. El tenía
en esa época, en Egipto, un hombre llamado Scythien, árabe de nacimiento,
plenamente instruido de los secretos de los Magos; tenía el conocimiento de los
jeroglíficos, de la mitología astronómica, y practicaba la más profunda moral;
compuso cuatro obras bajo los títulos de: Evangelios, Capítulos, Misterios y
Tesoros. Ferbulio, su discípulo, heredó su fortuna y sus obras; se acentuó en
Palestina, y buscó propagar la secta de los Magos; fue perseguido en Persia
donde cambió de nombre, y se hizo llamar Buddas; los sacerdotes de Mitra lo
siguieron persiguiendo y se retiró dejó una viuda y murió. Habiendo adquirido
un esclavo esta viuda, lo adoptó y le dio el nombre de Curbicus; este joven
hombre obtuvo una gran ciencia de los libros de Ferbulio y con su ejemplo,
cambió su nombre al de Manès, que significa conversación; fundó la secta que
lleva su nombre. Perseguido por el odio Cassan, Archelaüs, y del sacerdote
Marcellus, se había retirado para escapar a un pequeño castillo llamado
Arabion, sobre el río Strenga; pero fue denunciado por otro sacerdote llamado
Triphon, al rey de Persia, que envió setenta y dos guardas para tomarlo; fue
detenido sobre el puente del río Strenga, al momento que se entregaba a un
burgo vecino llamado Diodoride.
El rey lo condenó a
ser desgarrado vivo. Después de su muerte, el número de sus discípulos aumentó
considerablemente; su doctrina ganó adeptos de entre las inteligencias más
elevadas, se sabe que San Agustín ha sido Maniqueo, la filiación de los
Maniqueos con respecto a los doctores de la antigüedad es comprobada por un
hecho que no ha sido observado. La iglesia católica les reprochaba el creer en
dos principios, y por consiguiente en dos dioses; el reproche era injusto,
pues, por esta enseñanza, sólo seguían las tres gradaciones prescritas en
Egipto para la enseñanza:
- El dualismo, creencia en los dos principios;
- El zabaotismo, adoración de las fuerzas de la naturaleza;
- El jobaismo, el culto a un dios único, soberano. Independiente del mundo material.
No predicaban pues el
dualismo como la doctrina verdadera, pero como la vía a recorrer para llegar a
la manifestación de la verdad completa. Después de varios siglos, los
Caballeros Templarios abrazaron esta doctrina, y de ella celebraron sus
misterios en el más profundo secreto; tomaron por ejemplo el nombre de Hijo de
la Viuda, y simbolizaron su muerte bajo el nombre de Hiram, arquitecto del
templo de Salomón.
Llegados a la Orden
del Temple, vemos la historia de la Masonería aclararse y ponerse más cierta.
El Temple no fue la cuna de la Masonería, pero fue la más noble expresión de
ella; conservó de ella, a lo largo de su brillante carrera, la fuerte unidad y
después de su destrucción, podemos seguir las ramificaciones que fraccionaron
la Masonería.
¿Pero de quién habían
recibido los Templarios el conjunto de la ciencia masónica? De los HH.·. de
Oriente, cuyo fundador era un sabio de Egipto con el nombre de Ormus,
convertido al cristianismo por San Marco. Ormus purificó la doctrina de los
egipcios, según los preceptos del cristianismo. Al mismo tiempo, los Esenios y
otros Judíos fundaron una escuela de ciencia Salomónica, que se reunieron con
Ormus. Los discípulos de Ormus, hasta 1118, quedaron como los únicos
depositarios de la antigua sabiduría egipcia, purificada por el cristianismo y
la ciencia Salomónica. Esta doctrina, la comunicaron a los Templarios, entonces
fueron conocidos con el nombre de Caballeros de la Palestina o HH.·. Rosa Cruz
de Oriente; estos son los que el Rito de Memphis reconocen por fundadores
inmediatos.
En 1150, ochenta y uno
de ellos llegaron a Suecia, bajo el conducto de Garimont, y se presentaron al
arzobispo de Upsal, que recibió de ellos el depósito de los conocimientos
masónicos. Fueron estos ochenta y uno albañiles quienes establecieron la
Masonería en Europa.
Después de la muerte
de Jacques de Molay, los Templarios escocés, supuestos apostatas, a la orden
del Rey Robert-Bruce, se colocaron bajo la bandera de una nueva orden
instituida por este príncipe, y en ella las recepciones se basaron en la Orden
del Temple. He aquí lo que hacia falta buscar del origen de la Masonería
escocesa, y de los otros ritos masónicos. Los Templarios escoceses fueron
excomulgados, en 1324, por Harminius.
Esta fecha concuerda
con aquella dada por el H.·. Chéreau, de la separación de los Masones de
Edimburgo de los de Memphis, operada en 1322, es decir dos años antes.
He aquí pues, desde el
fin del siglo catorce, los dos ritos existentes, el Rito de Memphis o de
Oriente, y el Rito Escocés. Uno y otro siguieron haciéndose de partidarios en
todas partes de Europa.
Es sin embargo de
observar que la Masonería no se hizo pública en Francia sino al comienzo del
siglo dieciocho. Sus primeros promotores fueron, en 1725, mí lord
Derwent-Waters, el Cab. Maskelyne y M. de Heguelly, que establecieron la
primera Logia Masónica en París, en la calle de la carnicería –San Germán-,
esta Logia fue constituida el 7 de mayo de 1729, por la Gran Logia de
Inglaterra, bajo el título distintivo de St. Thomas. El conde de Harnouester
sucedió a lord Derwent-Waters, primer Gran Maestro, el 24 de diciembre 1738;
fue sustituido, el 11 de diciembre 1743 por el conde de Cleraiont. Ese mismo
año, la Gran Logia de Francia se establece en París, y se declaró independiente
en 1756. Sin embargo el H.·. Lacorne, delegado del conde de Clermont, establece
en 1761, una Gran Logia que en primer lugar en disidencia fraternizaron el 24
de enero de 1762, por los cuidados del H.·. Chaillon de Gouville, su sucesor, pero
en 1765, una ruptura completa tuvo lugar. Estas dos grandes Logias se
anatemizaron, y las cosas llegaron a tal punto, que los trabajos cesaron el 24
de junio 1767. La primera Gran Logia retomó los trabajos el 21 de junio 1772.
La segunda lo hizo igualmente, el 24 de diciembre del mismo año,
constituyéndose bajo el título de Gran Oriente, nombre bajo el cual ha sido
conocida.
El 6 de marzo 1773
tuvo lugar la primera Reunión del Gran Oriente, y se proclamó el 9 del mismo
mes. El 24 julio siguiente, el duque de Luxemburgo, su gran Maestro, instaló
las tres cámaras que lo componían entonces; y el 28 de octubre de este año,
Louis-Philippe-Joseph de Orleáns fue elegido gran Maestro.
A lo largo de este
tiempo, el Gran Oriente marchaba rápidamente hacia una unidad masónica que se
hacía deseable y hacía numerosas mejorías.
El 15 de abril 1747, Charles-Edouard Stuart había instituido en Arras un Capítulo de Escocesismo Jacobita. En 1754, el Caballero de Bonneville había fundado un capítulo de H.·. G.·. Rito de Clermont. El Capítulo de los Emperadores Oriente y Occidente se instala en París en 1758; y el siguiente año, un Cap.·. de P.·. del R.·. S.·. se establece en Burdeos. Por fin Pirlet fundó, el 22 de julio 1762, el Consejo de Cab.·. de Oriente y el 21 de septiembre del mismo año, el Cap.·. de los Emp.·. de Ort.·. y Occ.·. y del R.·. S.·. terminando con la Mas.·. de perfección al grado 25°.
Stephen-Morin, Judío,
había recibido, el año anterior, poder del Cap.·. de los Emp.·. de Or.·. y
Occ.·. para propagar la Mas.·. en América, con el H.·. Hocquet en 1803, y el
H.·. Graso-Tilly, en 1804, la trajeron a Francia, el primero con 25, el segundo
con 33 grados.
Si de su origen
pasamos a sus actos, encontramos que, incapaz desde sus primeros pasos de
marchar solo, en 1816 pidió al Gran Oriente el ser reconocido.
Golpeado por los
inconvenientes, más graves que la irregularidad masónica, presentaba la
explotación de este rito, el Gran Oriente lanzó una nueva circular, con fecha
10 del 8° mes de 5821. Esta circular nombra y confirma el tenor de aquella del
día 27 del 10° mes de 5817. Ordena además, bajo las más graves penas mas.·. a
las Logias de su obediencia, el prohibir la entrada al templo a todos los
miembros de este Rito.
Un hecho, un hecho
inmenso resulta de esta exposición, este es que la unidad masónica se ha
perdido. Esta una desdicha muy grande, pues la fuerza de una institución está
en su unidad. ¿Pero que hacer contra un hecho? Sería locura que querer negarlo
o lucharlo. Sin embargo un medio de contrabalancear la influencia perniciosa de
estas dislocaciones es el de llamar la atención de todos los Masones de los
diferentes ritos sobre la parte moral y científica de la Masonería, y de
reconstituir la unidad de visiones y de pensamientos, si no se puede esperar
todavía el reconstituir la unidad de acción y de poder.
Esta es la fuente
principal del Rito de Memphis. Depositario del conjunto de las tradiciones, el
mayor de todos los ritos existentes, que pone el ejemplo de abnegación
personal, caridad masónica y devoción desinteresada por la prosperidad de la
Masonería.
El Rito Mas.·. de
Memphis, u oriental, fue formado en Europa por Ormus, sacerdote seráfico de
Alejandría, sabio de Egipto, convertido por San Marcos el año 46 después de
J.C., que purificó la doctrina de los egipcios según los principios del
cristianismo. El Rito antiguo, o escocés, fue fundado en París, el año de 1725.
Un manuscrito del Rito de Edimburgo, escrito en el último siglo, y traducido
del inglés, pretende que la Masonería escocesa fue instituida por celebre
maestro Manès del año 304 después de Cristo.
El Rito moderno, o
francés, en el cual unos siguen la leyenda de Hiram, llamado también Adonhiram,
que se llama luego Masonería hiramita, y luego Masonería adonhiramita, fue
fundado por el H.·. Lacorne, delegado del Conde de Clermont, fue establecida el
24 de diciembre de 1772. Una Gran Logia se constituyó bajo el título de Gran
Oriente. El 5 de marzo de 1773 tuvo lugar la primera asamblea del Gran Oriente,
y se proclamó el 9 del mismo mes.
El Rito de la Estricta
Observancia fue creado en 1734, por el barón Hund; el de los Philalethes, o
buscadores de la verdad, en 1773, por Savalette de Loges y Court de Gebelin y
tenía por fin el perfeccionamiento del hombre y su acercamiento hacia aquel del
que ha sido emanado, siguiendo los principios del Martinismo, la regeneración
del hombre y su reintegración en su primitiva inocencia, así como los derechos
que ha perdido por el pecado original.
La Masonería
mesmeriana, fundada por Mesmer, según la ciencia magnética, la que varios manuscritos
aseguran haber sido conocida por los antiguos iniciados. El Rito primitivo, o
de los Philadelphes de Narbona establecido en esta ciudad el 19 de abril 1780,
y reunido al G.·. O.·. de Francia en 1786; el cuadro de los miembros que lo
componían fue impreso en 1790, bajo el título de Primera Logia del Rito
Primitivo en Francia; se lee en logia un fragmento curioso sobre el carácter y
el objeto de este Rito que parece tener una gran analogía con el de Memphis, u
oriental. Siguiendo este texto, el régimen está formado por tres clases de
Masones, quienes reciben diez grados de instrucción; estos grados o clases no
son la designación de tales grados, sino de las denominaciones de colecciones
que basta con desenrollar para hacer de ello brotar un número casi infinito de
grados.
El primer capítulo de
R .·. C .·. posee los conocimientos que en algunos regímenes, fijan el culto
masónico y la veneración de una muchedumbre de RR.·. HH.·.; el segundo capítulo
de R.·. C.·. es el depositario de documentos históricos muy curiosos; el tercer
capítulo se ocupa de todos los conocimientos masónicos, físicos y filosóficos
cuyos productos pueden influir sobre la felicidad y el bienestar material y
moral del hombre temporal; el cuarto y último capítulo hace un asiduo estudio
de conocimientos particulares de ontología, psicología, neumatología, en una
palabra, de todas las partes de las ciencias llamadas ocultas o secretas; su
objeto especial era la rehabilitación o reintegración del hombre intelectual en
su rango y sus derechos primitivos. Hoy en día, esta opinión, por excéntrica
que sea, ha sido adoptada por hombres profundos, tal y como Fabre d'Olivér,
Ballanche, etc.
El Rito de Misraïm fue
fundado en París, en 1813, por el hermano Bédarride.
Tenemos todavía el
Rito persa o filosófico; de HRDM y Kilwinning; Escocés Filosófico. De York; De
los Fieles Escoceses o de la Vieja Nuera. De Zinendort. Egipcio o de
Cagliostro. Martinista o de los electos Coëns. De los Eones, de Zoroastro. De
los HH.·. de la Rosa Cruz. Del Real Arco. De la Palestina. De los Caballeros
Escandinavos. De los Caballeros del Desierto. De los Caballeros de la Ciudad
Santa. De la Orden de Cristo. El Rito Ecléctico. El Rito de adopción para las
mujeres. Ídem según Cagliostro. La Orden Masónica de la Cuchara o de la Trulla.
La Orden de la Libertad, atribuido a Moisés. Los Templarios. El Tribunal del
cielo.
ANTIGUOS MISTERIOS MASÓNICOS DE MEMPHIS.
Los misterios menores
tenían como objeto el instruir a los iniciados en las ciencias humanas; la
doctrina consagrada estaba reservada a los últimos grados de la iniciación; es
lo que se llamaba la gran manifestación de la luz.
Entre el conocimiento
de las ciencias humanas y el de la doctrina sagrada, había grados simbólicos a
recorrer.
Todos los misterios
rodaban sobre tres puntos principales. La parábola, las ciencias exactas y la
doctrina sagrada. Del primer objetivo se pasaba al segundo sin intermediario;
pero llegado a este segundo grado de la iniciación, había largas preparaciones
que callaban el objetivo de otros tres grados simbólicos: el primero finalizaba
y completaba los misterios menores, los dos otros abrían los mayores.
Era sólo en el primer
grado simbólico, el tercero de la iniciación, que las fábulas eran expuestas, y
siguiendo los otros dos grados, se ejercitaba el penetrar en el sentido de
estas fábulas, y se hacía digno de la gran manifestación de la luz.
La división general comprendía las preparaciones, los viajes y los símbolos, la autopsia. Las preparaciones se dividían en dos clases; el primera tenía para título simbólico la palabra sabiduría, y para objeto allí moral; los iniciado se llamaban Thalmédimites o discípulos. —El segundo tenía para título simbólico la palabra fuerza, y para objeto las ciencias humanas: las inicias de este segundo grado se llamaban Hébérimites o asociados. Los viajes y símbolos se dividían en tres clases: En el primero, llamado de exequias, los iniciados llevaban el nombre de Mourehemitas. En el segundo, llamado la venganza tomaban el de Bherimites, y en el tercero, llamado de emancipación, eran los Néscréritês.
La autopsia era el
gran complemento de la iniciación, la coronación del edificio, la llave de la
verdad.
La iniciación
consistía en la dogma del Monoteísmo, que se declaraba a los grandes iniciados;
es decir que no había más que un solo Dios.
La dogma de las penas y de las recompensas en un antro de vida era profesada en
los pequeños misterios.
El Panteísmo ha sido la religión de la antigüedad; la palabra Panteísmo viene de dos palabras griegas una que significa todo y la otra Dios, es decir que todo es Dios.
El Hierofante presidía los misterios y representaba al sublime Arquitecto de los mundos, Dios.
Los misterios del Rito Masónico de Memphis que en los tiempos primitivos comprendía sólo siete grados, cuenta hoy 95 grados; ya que en el estado actual de nuestras costumbres, es imposible que los Ritos Masónicos sean constituidos de manera que todos sus miembros sin excepción puedan tener un conocimiento completo de los Secretos Masónicos tal y como deberían ser revelados en el séptimo grado; se debería para ello restablecer el noviciado y poner para el paso de un grado a otro los mismos plazos y las mismas precauciones que los antiguos misterios, el estado social actual se opone a esta marcha regular y racional, la Masonería, ha debido pues refugiarse en los grados superiores.
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