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jueves, 28 de junio de 2012

VERSIÓN HISTÓRICA DE LA LEYENDA DE HIRAM

    
Según la Biblia JHWH le solicita a David que le haga un templo en el monte Moira con los planos que le había entregado al Profeta Natan. Dicho templo lo termina su hijo Salomón.
     Aunque siempre asociamos el nombre del rey Salomón a la construcción del Templo, en realidad su contribución no fue demasiado grande. La idea y las trazas se realizaron durante el reinado de su padre David, los arquitectos y los artesanos eran Fenicios y los enormes gastos de la construcción fueron sufragados por los trabajadores de las minas de cobre, los marineros de la flota de naves comerciales y los soldados que saqueaban los países circundantes. Recientes investigaciones del arqueólogo alemán K. Rupprecht han demostrado que el rey David encontró un templo más antiguo en ese lugar, que debió ampliar para cobijar al Arca de la Alianza. El rey Salomón debió modificar la planta del viejo templo con sucesivas ampliaciones y modernizaciones, de acuerdo con las trazas que había dejado su padre.

En el Viejo Testamento no se señala que en el monte Moria existiera este templo más antiguo, pero se menciona en varios lugares que el rey que David envió a ese monte materiales y trabajadores a lo largo de su gobierno. En I Cron 28 podemos leer cómo el rey David tenía a su disposición muchos dibujos del Templo, en que los que se incluían hasta los más pequeños detalles. El rey David también tuvo los primeros contactos con Hiram y sus consejeros. Por ello, el rey Salomón sólo se encargó de la ejecución (y pago) de trabajos ya dispuestos por su padre.. Necesitaban retener a un Dios que, en ese lugar y mil años antes, les había prometido esa tierra para toda su descendencia quedando la circuncisión como señal del pacto. Para ello debían hacer un templo donde ese Dios pudiera vivir y estar cómodo y se había creado una casta sacerdotal, especialmente instruida para atenderlo.
    
En 1957 se encontró en Hasor un templo fenicio más antiguo que el Templo de Salomón. La restauración de sus habitaciones y sus detalles decorativos clarificaron la tesis de que pudo ser un modelo directo del Templo de Salomón. El templo de Hasor tenía los mismos tres sectores cerrados con las dos columnas frente a la puerta de entrada, un vestíbulo principal y un recinto sagrado en la parte trasera sobre una plataforma algo más alta Según los arqueólogos: «Los arquitectos fenicios diseñaron el Templo de Salomón adoptando como modelos los edificios sagrados que existían en Caná”. Sin embargo, en ese tiempo en Israel esos edificios eran considerados como templos paganos. (Hans Heinrich Schmid, Altorientalische Welt in der alttestamentlichen, Zurich 1974).
 
Esto implica que el diseño del templo, no solo no es del profeta Natan, ni del gran arquitecto Irma, sino que tampoco es original y es una copia de los templos egipcios.
     En esa época (año 1000 a.c.), el pueblo de Israel estaba formado por pastores trashumantes, y por lo tanto, no instruidos en el arte de construir, ni en ninguna ciencia, por ello se le solicita al Faraón Saimón una persona capaz de dicha tarea. En señal del pacto, Salomón se casa con su hija, que se desplazará a vivir en Jerusalén conservando su religión y levantando con ello las primeras críticas de los levitas al nuevo estado de las cosas en Israel.
     El Faraón designará a un experimentado arquitecto de nombre Hiram-Habib (Hiram el Fundidor) para el trabajo de construir el Templo en Jerusalén. En esa época había una enemistad a niveles populares entre egipcios e israelitas, cosa que no sucedía a nivel de gobernantes, por lo que Hiram debió ocultar que provenía de Egipto y haciéndose pasar por fenicio, país vecino y amigo de los israelitas.

Nota: Hiram estaba instruido en las técnicas de la cantería, el arte de fundir metales, los secretos de la geometría y conocía de los modos de organización en los capataces, maestros, albañiles y aprendices, pero era pagano a los ojos de los israelitas
Dado que se necesitaba de maderas y metales para construcción del Templo y al ser Galilea tierra pobre en ambas riquezas se acordó con la reina de Saba que su reino proveyera los metales, los Fenicios (verdaderos artífices de los acuerdos) proveerían de las maderas de sus cedros e instrumentarían la operación comercial aceptando en pago las producciones agrarias y ganaderas de los israelitas.
     Hiram emprendió los trabajos de construcción del Templo, basándose en las profecías de Natan, los ejemplos fenicios como el templo de Azor, las instrucciones particulares de Salomón y las características específicas del Tabernáculo, hasta entonces trashumante, que albergaba el Arca de la Alianza.

Cuando Hiram llegó a Jerusalén su primera tarea fue la de organizar a los israelitas en gremios y oficios con los que emprender los trabajos. A tal fin, comenzó instruyendo a unos cuantos, que a su vez instruyeron a otros y estos a muchos más con objeto de instruir a los israelitas en labores para ellos desconocidas como tallar y pulir la piedra, transportarla, fundir los metales, fabricar los instrumentos, cortar y ensamblar finamente las maderas, trabajar las piedras duras, fabricar poleas y cabestrantes, conducir el agua, acopiarla, mover las tierras y, sobre todo, entender las ordenes y establecer unos códigos de representación y lenguaje para comunicar y transmitir el oficio para ejecutar todas estas nuevas tareas, nuevas al menos para los israelitas. En definitiva les elevó el nivel de conciencia, les brindó tecnología y les dio un oficio útil.
    
Por ello, bajo el mando de Adonirán -persona de la confianza de Salomón- se enviaron a Tiro, a perfeccionarse en estas artes, a treinta mil hombres. Todo un ejército organizado desde los gremios y los oficios. El embrión de un nuevo orden social y, todo ello, dirigido por un arquitecto extranjero, adorador de dioses paganos. Era evidente que esto empezó a sentar un profundo malestar en la casta levítica, hasta entonces la más privilegiada por ser la depositaria de la ritualidad litúrgica y tener con ello el práctico monopolio de la escritura, la lectura y la administración del reino. Estaba empezando a nacer una nueva y distinta organización social fuera del ámbito jurisdiccional levítico y ello con el apoyo del rey Salomón, que con ello fortalecía su poder al hacer más sabio y complejo a su pueblo, de una parte, y de otra al contraponer un nuevo poder al ya viejo -y único- de las castas sacerdotales.
    
Estando ya concluido el Templo, sale a relucir el oficio de fundidor del arquitecto Hiram. para la fundición de los objetos simbólicos y ritualísticos de naturaleza metálica que adornaban el atrio del Templo.
     Al parecer, la reina de Saba, decide viajar a Israel a conocer a Salomón, joven monarca de creciente fama. Por ello se desplaza a Israel con su séquito cuando ya están concluidos los trabajos civiles del Templo, se están iniciando los del Palacio y se van a fundir las grandes columnas del atrio y demás objetos de decoración y culto como el Mar de Bronce, los candelabros o las basas de bronce. Pero algo había cambiado ya en el corazón de Salomón respecto a su confianza y cariño hacia el arquitecto Hiram-Habib. Las murmuraciones de los levitas, menoscabados en su poder por el creciente desarrollo e influencia de los gremios de constructores instruidos y dirigidos por el arquitecto Hiram, comenzaban a afectar el juicio de Salomón predisponiéndole, contra el arquitecto al que atribuían una voluntad conspiratoria contra Salomón. Y en esto llegó la reina de Saba, mujer al parecer de extraordinaria belleza. Y como en toda buena película francesa se debe proceder a chercher la femme.

Al parecer Salomón quedo prendado de la reina de Saba y, si bien ésta pudiera, haberle correspondido en sus ardores, se impuso el buen criterio de la reina, que con más juicio que Salomón comprendió que, de fomentar las esperanzas del israelita, éste pudiera acabar repudiando a su esposa egipcia, la hija del Faraón. La importante condición de la reina no permitía a Salomón tomarla como concubina, como sucedía con otras bellas extranjeras de menor condición, y de prosperar en sus amores, la culminación formal de los mismos -cosa inevitable- era un matrimonio que, por el repudio que antes exigía, hubiera ocasionado un fuerte incidente diplomático con los poderosos vecinos egipcios, agraviados entonces por la ofensa inferida a la dignidad de la esposa repudiada. Tal supuesto acarrearía funestas consecuencias para la estabilidad política y militar de un área que ya desde entonces se caracterizaba por todo menos por ser apacible.
     El sentido común de la Reina de Saba frenó al apasionado Salomón, que si bien seguía enamorado de ella no era correspondido. Por el contrario la reina quedo atraída por el arquitecto-fundidor y, con ello, se anudaron los celos de Salomón.

Cuando Hiram debía comenzar la fundición de las grandes columnas del Templo, la tarea más complicada de las previstas, dispuso un gran espectáculo en que el Rey Salomón y la reina de Saba adornarían con su presencia el espectáculo de fuego y luz en la noche al que se había convocado a todo el pueblo de Israel.
     Benoni, el ayudante fundidor del maestro Hiram, había detectado un sabotaje al molde del vaciado y le avisó a Salomón, quien guardó para sí el aviso que debió trasladar a Hiram, pues celoso del romance con la Reina de Sava deseaba para éste un fracaso en la tarea cumbre de su oficio.

Por la noche, ante la expectación de todos, se pone en marcha el artificio, éste fracasa clamorosamente y Benoni, horrorizado por lo que ocurre, se arroja a la lava ardiente y fallece para procurar la expiación de su culpa por negligencia en el obligado aviso a su maestro.
     Según la leyenda, cuando Hiram, contempla los restos del destrozo surge ante él una figura brumosa y brillante que, engalanada en su cabeza con una mitra y llevando en la mano un martillo de herrero, le apela a que abandone la pena y le acompañe en un viaje iniciático. Esta figura se identifica como Tubal-Caín. Allí le muestra la casa de Enoc el que enseñó a los hombres a hacer edificios, al que los egipcios llaman Hermes. Tubal-Caín instruirá a Hiram en lo esencial de las tradiciones de los cainitas (descendientes de Cain), los herreros, los dueños del fuego.Tras esta iniciación, el Arquitecto volvió al mundo superior de las luces y del día y recomenzó sus trabajos que, esta vez sí, culminaron en un gran éxito.

Según la historia contada por Tubal Cain a Hiram, en la Biblia se omitió el "secreto bíblico" de la existencia de dos dioses: Adonai (que creó al primer hombre, Adán, para que fuera su esclavo y juguete) e Iblis (que, compadeciéndose de la criatura, le proporcionó el espíritu, la inteligencia y la compresión). Este Iblis sedujo posteriormente a Eva, compañera de Adán, naciendo del encuentro Caín.
     Por lo tanto, de los amores ortodoxos de Adán y Eva surgió Abel y de los encuentros "luciferinos" de Eva nació Caín, sólo que este Caín era hijo del Dios de la inteligencia y de la comprensión y en consecuencia, el hijo tradicionalmente "malo" de la Biblia, se convierte en hijo "bueno" del secreto.

A raíz de esta maniquea situación (y el maniqueísmo fue también considerado una herejía), la confrontación bíblica entre Abel (el trabajador competente que agrada a Dios con su forma de actuar) y Caín (el delincuente, asesino, vago, incompetente y envidioso) queda modificada cuando este último cuenta que a él siempre le habían tocado los trabajos pesados, los que nadie quería (trabajar la tierra, sembrar, recoger, pasar frío y calor, estando expuesto a los riesgos de este tipo de trabajo), mientras que Abel, (convertido en todo un "señorito"), estaba encargado de vigilar plácidamente los rebaños tumbado en placenteros prados.

Dada la paternidad que antes hemos contado, los sacrificios de Caín al Dios Adonai (deidad opuesta como recordaremos de Iblis, el padre de Caín) son rechazados. El humo de su pira es negro y se desparrama por el suelo mientras que el humo del sacrificio de Abel sube blanco hacia el cielo. Caín se convierte en ese momento en el "santo patrono" de los sufridos trabajadores, y todos sus descendientes trabajarán sin cesar para mejorar la suerte de los hombres.

Los "signos" que rigen inconscientemente nuestra forma de entender el mundo, pueden explicarse de muchas maneras. Los "buenos" no lo son y los "malos" suelen tener sus explicaciones para serlo.
     El trabajo duro y penoso (el trabajo cargado de "riesgos") ha sido siempre considerado como la parte negra de la humanidad (y, lamentablemente sigue siendo idéntica la situación) y el "trabajo" sin "riesgos", el trabajo de los privilegiados.

En esta disputa permanente entre los trabajadores y la Clase ociosa (Gobernantes, militares, y sacerdotes), se traslado al enfrentamiento existente entre los constructores y los sacerdotes levitas encargados de cuidar la casa donde habitaba JHWA para que se sienta cómodo y no los abandone.

Por supuesto que a los Levitas no les gustaba una casa igual que la realizada para los dioses paganos, ni que los trabajos estuvieran dirigidos por un extranjero que había instruido al pueblo en conocimientos reservados a la casta dirigente.
     Toda esta historia, proviene de los herreros cainitas de las proximidades del Sinaí y es lógico que la canónica suprima esta parte del relato, que seguramente no fue cierto, aunque sus orígenes se encuentren en la visión talmúdica expuesta. Por ello, en la Biblia el resultado de la fundición fue un éxito desde el primer intento, evitando así la bajada a los infiernos del arquitecto Hiram, al que la Biblia sólo hace fundidor y no arquitecto. Se evita con ello que la tradición luciferina vuelva al mundo, y menos de la mano de los arquitectos. En el relato bíblico, el oficio de construir no está asociado con el de fundir, por ello Hiram sólo es fundidor, pues es el que funde, el que maneja el fuego, es de estirpe cainita y, por lo tanto, de la estirpe de hombre. Es lógico que el constructor que traza los planos de la casa de JHWH no venga de esa línea, de esa mano, y por tanto los planos son trazados directamente por JHWH a través de las profecías de Natan y luego de Ezequiel. La figura del arquitecto queda diluida en el relato bíblico en una tarea colectiva y no existe una especificidad expresa sobre la figura de Hiram en esta materia.

Se pretende evitar la idea de que el fundidor -el cainita, extranjero venido de Egipto y adorador de JHWHes paganos- sea también el artífice del proyecto esencial del Templo. Recordemos que el templo es en realidad copia de templos paganos cananitas Esto pondría en una posición incómoda a aquellos descendientes de Abel que ven en el arquitecto Hiram la legitimación posterior de los descendientes de Caín, a los que JHWH permitiría la realización de Su Primera Casa en la tierra. No es casual, en esta línea, que la tradición no canónica hable de un enfrentamiento desde el principio de los trabajos de la construcción del Templo entre los levitas y el arquitecto y sus gremios. Recordemos que para el pueblo de Israel Hiram adoraba a ídolos paganos.

     En esa crónica luciferina hay un último dato que Tubal-Caín revela a Hiram. Es el de decirle que la Reina de Saba, es de la estirpe de Caín y por lo tanto el destino la llevará hacia Hiram, para ser su esposa. Al menos para que éste siembre en ella la semilla de una futura descendencia cainita.

Tras la aventura de la fundición, en uno o en dos intentos según la versión que tomemos, los trabajos del templo se terminan pero Salomón quiere continuar no solo con la construcción de su palacio y los edificios de sus mujeres, sino además con la construcción de templos y altares que sus mujeres extranjeras querían levantar a sus dioses que eran, a los ojos israelitas, dioses paganos. Se construyeron varios santuarios, como el de la esposa más importante de Salomón, la hija del faraón egipcio, que quería cumplir sus deberes religiosos hacia los dioses egipcios en sus viajes por Israel Era bien sabido que el rey Salomón se comprometió con esas mujeres por razones políticas, pero a los sacerdotes levitas no les gustaban esos templos paganos.
    
Además el creciente poder de los gremios constructores menoscababa la influencia de la casta sacerdotal.
     En ese escenario, cuenta la leyenda que tres albañiles a los que Hiram no ha elevado a la categoría de capataces y que están molestos por ello, ofrecen sus servicios homicidas a los sacerdotes levitas los que les pagan el salario del crimen y asesinan al arquitecto. Salomón no fue el asesino, pero consintió que sus ministros levitas lo fueran. Su mano no se mancho con la sangre del arquitecto, pero no cortó la mano de aquellos que pagaron a los asesinos.

En Jerusalén la pena y el dolor cunde entre los gremios de constructores, la sublevación se presiente. Salomón ha de aplicar toda su sabiduría en acallar las voces que le imputan el crimen, los levitas y los militares acallan la disidencia y los gremios se disuelven.
    
Antes de ello, y tras el crimen, la reina de Saba abandonará Jerusalén llevando en su vientre la semilla de Hiram.. Nacerá un niño. Este niño, su hijo, y los hijos de su hijo y su siguiente descendencia serán llamados, en adelante, los "hijos de la viuda". Con esta apelación se conoce en el mundo iniciático a los constructores, por extensión se han autoproclamado de tal origen todos aquellos que ven en la vía iniciática del simbolismo occidental de origen judeo-cristiano un camino de perfección individual.
    
Todo esto terminará con el enterramiento clandestino de Hiram en un campo abandonado. Su tumba quedará sin señal. Sobre ella, no obstante, nacerá una acacia, que parece alimentarse de la savia del maestro arquitecto. Por ello esa tumba será descubierta, por lo singular de la existencia de tan lozano árbol en aquel paraje desolado. En adelante la acacia se denominará, el árbol de la sabiduría y apelar a su conocimiento será una manera de reconocerse entre sí los maestros constructores. Los masones al colocarnos el mandil símbolo del trabajo, hemos tomado la posición de honrar al Trabajo como camino y medio de realización espiritual.

MANDIL RITUAL DE LOS FRANCMASONES

MANDILES DE COLECCIÓN

El mandil con el que se reviste el masón ha sufrido las transformaciones que se han dado en el seno de la institución masónica, por tanto del mandil operativo que tenía la misión de proteger que tuvo su camino de igual forma recordando a estos en el seno de las logias operativas, irá cambiando hasta hacerse eco de la simbólica del taller masónico. Llegará por tanto a constituir en si mismo una replica más o menos exacta, e incluso a veces en un apoyatura compelmentaria del Tapiz de Logia, pero incluso yendo más allá, recuperando símbolos o añadiéndolos en función de querencias. de escuelas, de filosofías que van a entroncar con la masonería.

La representación simbólica ya no estará a los pies del masón en el Tapiz de Logia, sino que va encarnar tal arquetipo en el propio masón al llevarlo hasta su mandil. Entre sus piernas el Masón en los momentos de reflexión el masón podría contemplar ese arquetipo simbólico, aunque es verdad que era más para enseñar que para estudiar, dado la posición de los elementos.

En esos momentos el mandil ya no era síntoma de igualdad como podía ser en las masonería de los primeros tiempos dígase operativa o especulativa, eran instrumentos de trabajo y no estéticos, era con esa profusión de elementos una forma de distinción del conocimiento, no había el “corte Inglés” de los mandiles, en muchas ocasiones estos respondían al conocimiento de sus usuarios, avezados maestros inmersos en el simbolismo que dejaban ver parte de ese conocimiento en el diseño de los mandiles.
Luego digamos que ya vino el pre-aporte y se adoptaron los mandiles que había en función de los gustos estéticos más que los simbólico.

A mi personalmente no me gusta el reduccionismo y la uniformación que se pretende en algunas logias u Obediencias, de querer que todos los mandiles sean iguales en el corte y en la confección. Creo que hay que dejar un margen para la expresión simbólica que tiene el propio masón y que transferirlo al mandil, sería toda un labor de evaluar su conocimiento simbólico.

Durante años he usado el mandil clásico y casi que normativo del Rito Francés que se utiliza en el GODF, luego utilicé modelos “maás femeninos” redondos o plisados, y a medida de que he ido evolucionado pues el mandil ha ido variando también, mis actuales aditamentos son ahora más de acorde con el Rito Moderno en su practica con el Régulateur, en formas y colores.

Creo que no debiéramos dejar ciertos mandiles para el coleccionismo particular, sino que creo que debieran tener hueco en ocasiones no sé si cotidianas, o especiales, o viceversa los vistoso mandiles que representaron toda nuestra simbólica y que hemos recluido a los museos, cuando nosotros mismos somos la reencarnación misma de ese quehacer, y dejamos que una parte nuestra se vaya a los museos a la vez que revindicamos otras herencias.
El delantal o mandil que los francmasones llevan en sus ceremonias rituales constituye una característica original y consustancial a la institución. La francmasonería es la única estructura que, a partir de las prácticas y las representaciones de un oficio, en este caso uno , tan prestigioso en su tiempo, como la piedra, nació la filosofía del hombre. Es la única forma también de sociabilidad profana cuyos usos implican en este punto una gestual del cuerpo, y, por otro lado hay de por medio un lenguaje simbólico.
En este contexto es necesario apreciar la realidad y el sentido, para los francmasones, de este elemento de la indumentaria que cubre el bajo vientre y que se expone a una serie de interpretaciones y cuestiones sobre las que razonan los propios masones
Estas particularidades y la discreción que las rodea abastecen de forma sobrada las especulaciones sobre prácticas, calificadas, de la forma mejor posible, como de ridículas o cuando no como “sulfurosas”. Es cualquier caso, será bueno detenerse y considerar la cuestión desde un punto de vista histórico y antropológico, y preguntarse obviamente, de qué clase de delantal o mandil se trata.

https://www.google.es/search?q=Mandiles+masonicos&hl=es&prmd=imvns&tbm=isch&tbo=u&source=univ&sa=X&ei=Fj2LT-6bIeqd0AW1wuHKCQ&sqi=2&ved=0CD0QsAQ&biw=1010&bih=801

Por tanto es necesario para comenzar por recordar que la Masonería es el resultante de la transformación en el siglo XVII de las antiguas estructuras corporativas denominadas que titulamos como francmasonería operativa.

Distintas necesidades habían conducido en origen a los miembros de esta aristocracia del Oficio a mutualizar una gran parte de sus actividades, y a proteger unos conocimientos técnicos que eran complementarios a sus franquicias y cuyos conocimientos conllevaban todo un imaginario simbólico. Esta nueva forma de la francmasonería, llamada especulativa, que aparece a principios del siglo XVIII conservó el concepto y las marcas de origen como señales de pertenencia, poniendo estos materiales de re-empleo al servicio de una sociabilidad fraternal, alegando en lo particular a los conceptos de libertad e igualdad, nuevos términos que iban parejos a la creencia en un deísmo no dogmático.
Tras permanecer esta formulación dentro de las concepciones de una sociedad “lúdica y festiva”, este nuevo planteamiento despertará como sociabilidad diversos recelos dadas las potencialidades tan polémicas que planteaban dentro del orden establecido, ya que promoverán en numerosos países, y sobre todo en Francia, un movimiento que en Occidente, hizo pasar el estatuto de la persona al sometimiento de la ciudadanía.
La Masonería siguió siendo vinculada a sus orígenes, manteniendo la cultura operativa pero eso sí sobre un método parodial, viviendo al mismo tiempo el presente como una fraternidad humanista. El delantal o el mandil es la marca, a la vez testigo de este origen y de esa continuidad. Es el elemento significativo de un compromiso en pro del trabajo como método de realización personal y social a la vez enfocado a garantizar la cohesión del grupo.

Históricamente, este delantal fue el punto de encuentro entre la antigua cultura operativa y las nuevas especulaciones, fechables en el siglo XVII, y muy relacionadas con el Templo de Salomón. Los delantales en origen son, obviamente, un elemento de la indumentaria del Oficio de la piedra destinado a protegerse del filo de las herramientas y las consecuencias del trabajo con dichas herramientas y la piedra.

Llevando a su vez muy parejo el orgullo y el reconocimiento corporativo y confraternal. Los miembros de las Logias operativas conservaban estos delantales en sus ceremonias, revestían al nuevo Hermano en las diversas recepciones, incluso en las ocasiones que eran recibidos los raros miembros denominados “aceptados” – no manuales – que se recibían con carácter honorario y a quienes se podía transmitir también el Signo, los Pasos y las Palabra del Mason.

Era pues este un delantal amplio y largo, de cuero, que también se enarbolará en las logias especulativas. No había entonces diferencia entre el delantal llevado por los Aprendices-entrados y el de los Compañeros del Oficio. Se trata siempre de una amplia pieza de cuero flexible y fina, de color claro, que parece que era tomada de la parte de la garganta del ternero, lo que explicaría la existencia de una “baveta” que corresponde a la punta bucal del animal.

Los miembros de los Talleres (como califican generalmente sus los masones a sus logias) que se desarrollan rápidamente a lo largo de toda Europa durante los años 1720 y 1730 los cuales practicaban pues un simulacro del Oficio. Se reunían entonces durante algún tiempo en torno a una representación arquetípica del Templo de Salomón, en construcción, que tiene una importancia capital para comprender tales consecuencias y que se colocaba en medio de la logia

En efecto, este emblema, trazado con la tiza, y que se pintaba en cada ocasión tenía la posibilidad de mostrar las piedras, herramientas, marcas y figuras geométricas del Oficio, colocadas en un contexto original, es decir, allí tal como estarían reunidas en la primera logia, la Logia madre de todas las logias, en esa simbólica construcción del edificio..
Esta evocación del Templo en construcción tenía una carácter universalista en tanto que se sabía investida de una misión pacífica y novedosa para aquel tiempo: Aceptar al Otro en su diferencia, lo cual se quiso incorporar en la visión de un Templo universal que quedaba por concluir. Lo cual era toda una revolución filosófica.

Ahora bien, esta imagen colocada en el suelo implicaba además signos, que tenían un sentido y un uso ritual claro, colocados en función de un eje orientado a partir de las dos columnas de Occidente, denominadas J y B, y citadas en las Escrituras, columnas que además estaban coronadas por granadas, esta representación implicaba demás la existencia de tres pequeñas ventanas alambradas, un tablero blanco y negro que se denomina como “pavés mosaico”, o tablero ajedrezado, o de otras muchas maneras, además hay otras herramientas distintas dirigidas por la mirada hacia un delta – un triángulo radiante- situado al Oriente, todo ello insertado en una cosmogonía elemental, en la que juegan un papel clave la Luna y el Sol, y a veces un cielo estrellado a modo de bóveda celeste.

Las reuniones de los francmasones especulativos comenzaron a en celebrarse en torno a esta representación de estas imágenes, dicha especie de alfombra denominado Cuadro de logia. De ahí el nombre siempre esté en vigor. Se trata pues de un acto conmemorativo, que luego, se fue rápidamente, construyendo y por fin se hizo reflexivo a partir de la observación y el comentario, en la tradición del ars memoria medieval.

En torno a esta mosaico y tapiz de logia va a organizarse el espacio, y a su alrededor se va a desarrollar una circulación dextrógira, a la vez que se van a perpetuar los juegos de preguntas-respuesta cifrados como método de reconocimiento ( tuilage), en las ceremonias de iniciación y prestaciones de juramentos, en estas sedes se van a establecer una serie de candelabros y de muebles y ya por fin cuando los locales estén permanentemente instituidos y los grupos consolidados, las ceremonias serán más largas y los elementos representados alrededor de la construcción simbólica que representa el Tapiz de logia se volverán una realidad pero en tres dimensiones. Este arreglado local donde se desarrollan los trabajos se llamará Taller y terminará por llamarse también Templo.
En los años de 1740, de una forma seguramente lógica aparecen decoraciones sobre los delantales de estos primeros francmasones especulativos. Éstos delantales o mandiles van también a sufrir también las evoluciones pertinentes con la aparición del grado de Maestro en el seno de las logias y lo que no era más que una función hasta entonces va a tener toda una epecificidad.
Van a diferenciarse estos delantales de una manera determinante van seguir siendo blancos para los Aprendices y Compañeros aunque reducirán su tamaño, y de la piel se pasará a otros tejidos como la seda. Más adelante terminarán por tener la aleta levantada o bajada según el estemos ante el 1º o 2º grado.
En paralelo, los delantales de los Maestros se decoraran cada vez más, y dependiendo del siglo pues a veces con floridos temas basados en la dramaturgia de este grado, muy marcada por la muerte de Hiram, el Maestro-Arquitecto, y sobre todo muy directamente inspirados en la visión de las Tapices de Logia de las logias de las que acabamos de hablar.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII, estos delantales se convierten en el apoyo de composiciones muy deseadas y se convierten de este modo en simplificadas reproducciones de los tapices de logia pero miniaturizadas presentando toda la simbólica de estos, al menos con los principales componentes citados en este trabajo – las columnas J y B, la Luna y Sol, o el triángulo radiante, las piedras brutas y algunas herramientas -, en particular y por supuesto la escuadra y el compás, y también niveles, paletas, palancas, malletes, etc – a las cuales se irán añadiendo un cenotafio /u otro tipo de piedras, o una calavera , o una rama de acacia, etc.

El delantal de Masón pasa a ser más importante y vital a partir de este tiempo en que va a ser portador de todo un significado simbólico. Como ya hemos comentado cada vez se presentará realizado, con más frecuencia, con materiales como la seda con bordados de hilo etc… de tal manera que permite tener sobre sí al masón un delantal ritual común a los otros pero personalizado. Permite también a su vez una determinada visualización social cuando es lujoso.

El período que va desde el último tercio del siglo XVIII al Segundo Imperio es toda la edad de oro de estos delantales de cuero, de seda, de cotón o de fieltro (esto último más raramente), y fueron pintados o impresos, lo que hoy nos aporta ese gran variedad de modelos, y en los cuales obtenemos muchos conocimientos técnicos y creatividad simbólica.
No obstante, la llegada de Hermanos de los medios más bien más modestos que se observa a partir a partir de 1830 y sobre todo de 1848 adelante facilita la posibilidad de realizar más fácilmente series repetitivas de ellos basadas en motivos simplificados, el desinterés parcial del ritual durante el período del combate republicano explican la reducción progresiva de las creaciones y de la baja calidad más tarde.

Bajo la Tercera República y durante el siglo XX, solamente la Casa Gloton, que se cierra a principios de los años sesenta, habrá intentado mantener una tradición o crear nuevas formas y composiciones. Sólo recientemente, por razones vinculadas tanto con el alto interés de los Masones como a las nuevas posibilidades técnicas, van a permitir la aparición de algunas obras originales y estéticas. Sin embargo, se pierde casi el arte del bordado del delantal masónico.
¿Fue lo que es este delantal? ¿Se puede afirmar que, por su origen profesional, o por la personalidad de los fundadores, no solamente hombres, y señalados por el clubismo británico tan masculino, que se trata, incluso de un delantal masculino?
Eso no parece tan simple de solventar y de explicar. Siempre hay mujeres sobre los pavimentos mosaicos de las logias, en cuyo seno se inician en Francia antes de la mitad del siglo XVIII. Se instituye de este modo entonces una “Masonería de Damas” que implicará cerca de un centenar de logias en la víspera de la Revolución, pero esta Masonería denominada de Adopción desaparecerá hacia la mitad del siglo XIX.

Los delantales de las Hermanas en este tiempo se redondean más, mostraran plisados y contendrán motivos decorados con motivos específicos al ritual femenino: Rosa, Eva delante del Árbol del Conocimiento, con la serpiente y la manzana de la tentación (!), Arca de Noé, Torre de Babel, etc

A partir del final del siglo XIX, las mujeres vuelven de nuevo poco a poco en la Masonería, esta vez reanudando – con fuerza – los decorados y los usos masculinos en el momento de la creación de la obediencia mixta del Derecho Humano, fundada por Maria Deraisme, quien se une Louise Michel. El despertador de la antigua Masonería de Adopción, específicamente femenina, se hace patente en 1902 y se consigue finalmente en los años cincuenta, él también, la adopción de rituales masculinos, en lo que es hoy la Gran Logia Femenina de Francia. Un único Taller femenino, Cosmos, conservó el rito de origen.
¿Qué “uso” hacen los francmasones de este delantal del cual se revisten en sus trabajos?
En primer lugar este atributo es una señal idéntica fundamental, que vincula tanto a idea de continuidad con la vieja hermandad, como al concepto de universalismo y a un profundo compromiso en pro del trabajo (“tanto intelectual como manual” dicen los rituales), cuyos elementos se designan explícitamente como emblemas.

Permite también alimentar un imaginario mitificado en torno a los constructores de catedrales y a los “ Venerados Maestros ” de ayer, incluso cuando no existe ninguna continuidad orgánica con ellos.

Sirve regularmente por ejemplo como señal de igualdad, método de libertad interior, símbolo geométrico (cuadrado largo basado en el número de oro, cuadrado juntado a un triángulo), evocación de los orígenes, alegoría del silencio, forma y receptáculo de los resplandores de la piedra e cortada, por lo tanto negativo de la persona en construcción, como vínculo a los oficios, reflexión sobre la pechera y el traje, que permite desfilar a la vez y protegerse, etc el delantal señala la pertenencia masónica de manera tan significativa que se habla de un “Masón sin delantal” para hablar de alguien que tiene las calidades sin el serlo formalmente.

¡El delantal masónico permaneció en el medio y logró efectuar un corte con el mundo dicho “profano”, apartándose de las turbulencias de la sociedad y colocarse en pie de igualdad frente a los otros, cualesquiera que sean las jerarquías exteriores. Aparece como una superficie, un “decorado” de proyección y representación, consolida el gestual del cuerpo, cuestión muy importante en francmasonería. En definitiva, una pantalla en la acepción total de la palabra.

CONCLUSIONES:

El mandil ha tenido varias épocas y ha sido reflejo de ellas: •Comienzos , fue una pieza de protección y su evolución en la primera masonería especulativa pasó con el mismo sentido a los masones, sin distinción apenas de tamaño o diseños, y por tanto su sentido simbólico era bastante parco

•La llegada a la masonería de distintas escuelas de pensamiento hace que los Tapices de Logia avancen en el sentido en que estos cada vez de forma más clara van representar todo el arquetipo simbólico de la masonería, y por tanto los mandiles van a tener varias evoluciones que van repercutir en los tamaños. y en la simbólica.

•Tal y como nos dice Ludovic, la llegada de la industrialización, de as clases más modestas, de la incorporación de la mujeres a la masonería, traerá más demanda , habrá por tanto más posibilidades de reproducción y a la vez que se van estructurando las Obediencias estas van yendo por tanto a una cierta “normalización” en cuanto a diseños y contenidos.
•Hoy estaríamos en una época digamos casi que minimalista, con referencia a épocas anteriores, la normalización se ha impuesto y se ha perdido en parte la simbólica que por otra parte tanto se revindica como propia del masón.

•En los mandiles y en su historia, se puede rastrear por ejemplo la llegada o la asimilación de otras escuelas de pensamiento o conocimiento, como las escuelas pitagóricas, el hermetismo, etc, que han ido nutriendo parte de la masonería, y que si bien se ha quedado en otras partes no ha pasado lo mismo con los mandiles.
•La llegada de nuevas”gentes” o perfiles a la masonería ha traído nuevas formas y diseños y motivos simbólicos.

•Hoy podríamos decir que el mandil da carta de identidad tanto al rito y a la Obediencia, (en su diseño, simbología y tamaño) a la que uno pertenezca, y no responde al masón y su evolución. Tanto es así que en los reglamentos de las Obediencias hay un capiítulo en el que se dictan como han de ser dichos aditamentos masónicos.

FUENTE : MASONERIA SIGLO XXI

CORRECCIONES A LOS HERMANOS APRENDICES



Querido Hermano Aprendiz, hace unos días me comentabas la experiencia que has vivido, cuando otro Q:. H:. de tu logia intentó corregirte violentamente, con una reacción desmedida y cerrada a todo diálogo. Ante la presencia de otros hermanos, que como suele ocurrir con más frecuencia de la deseada, parecía que no querían ver, inhibiéndose ante la actitud del ”hermano agresivo”.

En una logia con hermanos vocacionados hacia su propia construcción, ninguna actuación imaginada o real de un hermano desata estos ataques, donde la animosidad, los reproches y la cólera destruyen los caminos de comunicación, imposibilitando sentir la influencia bienhechora de la Masonería, y con ella el beneficio del Arte Real.

Seguramente, por lo que me has comentado, este “hermano agresivo” justificaba su reacción desmedida en la defensa de otro hermano contra ciertas murmuraciones hacía su persona, culpándote a ti como una parte generadora de las mismas, sin darse la posibilidad de escucharte, cosa que realmente no le interesaba, porque no estamos ante un hermano masón corrigiendo a otro hermano masón, sino ante un hermano lleno de “metales y pasiones” agrediendo a otro hermano.

Para este “hermano agresivo” no cabía la posibilidad de sondearte el corazón para apreciar tus obras, porque, por lo que ya hemos comentado, su objetivo no era corregirte sino agredirte.

Querido Hermano Aprendiz, repito de nuevo, ninguna actuación imaginada o real de un hermano justifica una reacción de ese tipo, tan alejada de los valores masónicos. Estas agresiones no buscan corregir de manera fraternal, y tampoco tienen nada que ver con la discusión enriquecedora ni con la argumentación que favorece el intercambio de ideas. Estas agresiones sólo pretenden ofender y atacar a un hermano, teniendo su origen en vete a saber qué: si en la arrogancia del “hermano agresivo”, en su mal humor o simplemente en su propia inestabilidad.

Lo cierto es, que estas reacciones desmedidas de un hermano hacia otro, ilegitiman al “hermano agresivo” como masón: “no seas ligero en airarte, porque la ira reposa en el seno del necio”. Estas reacciones desmedidas y agresivas por parte de un hermano hacia otro desvelan y declaran que estamos ante un mandil sin el masón correspondiente.

Me has dicho que te fue imposible neutralizar la agresión, encontrando reflejada en el rostro del “hermano agresivo” la señal de dirección prohibida hacia la argumentación e intercambio, cuando arrugando los labios mientras intentaba dibujar una sonrisa de satisfacción, y estirando su cuello, dirigía miradas de soslayo hacia los otros hermanos presentes, buscando la complicidad.

Me ha gustado mucho tu forma de expresar lo sucedido, especialmente al decirme que para intentar neutralizar la agresión de este “mandil sin masón”, hiciste un esfuerzo mental para “diagnosticarlo”, buscando la posibilidad de ponerle un espejo para que se viera reflejado, pero qué por lo inopinado y la rapidez de lo sucedido, y con la sensación de que esta agresión estaba planeada, te resultó difícil reubicar el eje de la conversación, mejor dicho del “ataque agresivo”. ¿Pero, te pregunto Querido Hermano Aprendiz, cómo poder comunicarnos con alguien cuando ha cerrado los canales para conseguirlo?

Te honra, mi Querido Hermano Aprendiz, tu actitud cuando dices que este “mandil sin masón” tuvo que finalizar la agresión porque teníais que entrar en la logia, y como, sin necesidad de comprender su reacción agresiva, ni las miradas hacia otro lado de los otros hermanos presentes, durante un par de minutos mantuviste un encuentro contigo mismo para, limpiando tu corazón, desprenderte de toda la metralla de metales con los que te habían impactado. Comprendiendo que uno de tus próximos trabajos con tu logia pasará por buscar el momento y la oportunidad para, de manera fraternal y enriquecedora, corregir al “hermano agresivo”. Una oportunidad para tu propia autoconstrucción, sin miedo a la verdad, buscando la LUZ.

En una logia con hermanos vocacionados hacia su propia construcción, ninguna actuación imaginada o real de un hermano desata estos ataques, donde la animosidad, los reproches y la cólera destruyen los caminos de comunicación, imposibilitando sentir la influencia bienhechora de la Masonería, y con ella el beneficio del Arte Real.

miércoles, 27 de junio de 2012

LA ESCUELA INICIATICA

Las escuelas que enseñan a fabricar Alma cumplen su cometido abriendo paso para que los Colegios Iniciáticos se encarguen de una instrucción superior.

La Iniciación en los Misterios Egipcios comenzaba cuando el aspirante ingresaba por una entrada entre las garras de la Esfinge, éstos eran introducidos a las pruebas iniciáticas a través de una escalera que desemboca en un complejo laberinto de corredores que conducen a las Pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos.

INICIACION HERMETICA EN EL ANTIGUO EGIPTO.

Cuando hablamos de las escuelas esotéricas a través de la humanidad no podemos dejar de hablar sin excepción de las Escuelas de Egipto, de la Orden del Escarabajo, de los estudios superiores que se realizaban en las Pirámides.

Resulta sorprendente que la colosal Esfinge, de Gizeh, que ocupa ahora su lugar junto a la Gran Pirámide, sea obra de la primera civilización egipcia, en la más remota antigüedad.

La esfinge, esculpida por obra de más antiguo sacerdocio humano, es la imagen de la Naturaleza. Una cabeza humana sale de un cuerpo de toro con garras de león y pliega sus alas de águila a los costados.

En ese ser compuesto del toro, del león, del águila y del hombre se encuentra representado cuatro elementos constitutivos del microcosmos y del macrocosmos, el agua, la tierra, el aire y el fuego, base de la Ciencia Oculta.

Hermes es el misterioso primer iniciador de Egipto en las doctrinas sagradas, como casta, es el sacerdocio depositario de las tradiciones ocultas.

Los griegos discípulos de los egipcios, le llamaron Hermes Trimegisto, es decir el tres veces grande Dios Ibis de Toth.

La Doctrina del Fuego Principio y del Verbo Luz, encerrada en la Visión de Hermes, será el centro y la cúspide de la Iniciación Egipcia.

El sacerdocio egipcio, cuerpo orgánico de iniciados, depositarios de la antigua ciencia de Hermes, se retiró al secreto de sus santuarios.

Los iniciados juzgaron necesario recubrir la verdad esotérica con un triple velo que la hiciera inatacable. A la difusión exterior del culto popular de Isis y Osiris, corresponde en lo interior la organización de los pequeños y los grandes misterios. Se le rodeó de barreras casi infranqueables. Se exigió el juramento de Silencio, bajo pena de muerte al iniciado que divulgara el menor detalle de los Misterios.

La Iniciación egipcia vino a ser el refugio de la doctrina esotérica y además el crisol donde se fundió la resurrección nacional del Egipto y escuela de religiones futuras.

La Iniciación antigua se basaba en una concepción global del hombre, cuerpo, alma y espíritu, y la Iniciación era un adiestramiento gradual de todo el Ser Humano hacia las cimas del Espíritu desde donde es posible dominar la vida.

Los sabios decían: Para alcanzar la maestría, el hombre tiene necesidad de una transformación total de su físico, moral e intelectual. Esa modificación sólo es posible por el ejercicio simultáneo de la Voluntad, de la Intuición y del razonamiento. El alma posee sentidos que están dormidos, la Iniciación los despierta. La Doctrina Egipcia tiene una concepción septenaria del Hombre.

Las Sociedades Iniciáticas, como la Masonería, el Rosacrucismo y el Gnosticismo Universal, en la Ceremonia de acceso al grado de Aprendiz o miembro de Segunda Cámara, someten al candidato a cuatro viajes llamados Iniciáticos. El primero comporta la prueba de Tierra, el segundo la prueba de Aire, el tercero la prueba de Agua y el cuarto la prueba del Fuego. Se trata de enseñar al candidato a dominar las trampas del mundo material; de instruirlo sobre la utilización de la fuerza del Pensamiento; de enseñarle después a dominar las pasiones y finalmente conectarlo con su Ser divino, poniéndolo al Servicio de su Padre Interno. Pero esos viajes, realizados mediante un ceremonial muy sugerente, no son más que una escenificación. En ellos el candidato no aprenderá nada, a menos que comprenda en profundidad que aquella ceremonia externa debe ser vivida en su interior, aprendiendo realmente a dominar las fuerzas morales, las emotivas, las intelectuales y las materiales, convirtiéndose en experto en cuestiones del alma. Son unos viajes simbólicos que todos deberemos un día llevar a cabo, ya que la conquista de la Sabiduría es una tarea común a todos. Quienes los realizan en su aspecto simbólico atestiguan de su afán de quemar etapas, anticipándose a etapas evolutivas futuras.

La Sabiduría sólo se adquiere a base de trabajos internos a lo largo de nuestra vida y de varias existencias.

ASI SEA
INICIACIÓN EN EL ANTIGUO EGIPTO
De las ceremonias iniciáticas en Egipto sabemos muy poco, y lo poco que sabemos se refiere casi con exclusividad a la parte más externa de los ritos, ya que el carácter secreto que asumían las más internas nos priva en absoluto del conocimiento de las mismas.

Vamos a resumir a continuación algunas de ellas.

LA FIESTA DE SED

A los 30 años de la coronación de un Faraón se festejaba una misteriosa ceremonia
llamada SED; esta festividad mística es muy antigua, pues ya figura en representaciones de la Primera Dinastía. Coincidía con la elevación de las columnas simbólicas Djed, y su relación con el Khoi - «retroceso» - aparece como debida a la bajante del Nilo. Algunos autores quieren que esta ceremonia constituyese la inmolación ritual del viejo Rey para dar paso a otro, pero esta suerte de sacrificio humano no tiene documentación alguna en la historia egipcia. Esta teoría se basa en la interpretación contemporánea de las representaciones del Jubileo de Amenofis III.

En cierta manera, entendemos a esta ceremonia como un «rejuvenecimiento» o resurrección espiritual, que demarcaría la plena Iniciación del Faraón, cosa que le permitiría participar más conscientemente de las indicaciones generales que siempre recibían estos aparentes Señores de Egipto de los reales directores de sus destinos, que fueron los Sacerdotes. Se dice que luego de las purificaciones, el propio Faraón honraba a los Dioses en las distintas dependencias del Templo de su ciudad Capital. Luego, sentado en su trono, presenciaba el desfile de los portaestandartes, de los símbolos de los Nomas (provincias) y de los Grandes de su gobierno. También se acarreaban grandes estatuas de dioses ante él. Esto duraba varios días. Luego se lavaba ceremoniosamente los pies, antes de entrar en lo que hoy traducen como «Vestuario Sagrado», probablemente una cámara secreta del Templo, en la cual el Faraón era investido de ropajes especialmente confeccionados, doblados y perfumados. La traducción literal de este aposento se leería como «Palacio para revestirse». Subía luego a un doble trono, sentándose alternativamente en cada uno de los dos sitiales, simbolizando su gobierno sobre el Bajo y el Alto Egipto, así como su Poder en los dos mundos: el físico y el espiritual.
Después, con pasos ceremoniales cruzaba el amplio patio del Templo, llamado «campo», como símbolo de su poder de transitar por todas sus tierras y no detenerse ante nada. Cargado en una vistosísima litera (los detalles cambian según las épocas) y precedido por un estandarte con la forma Upuaut de Anubis, llegaba hasta la capilla de Horus Ubico! donde recibía un cetro, el latiguillo y el cayado. Tomados ritualmente estos objetos, se envolvía en su manto y era proclamado cuatro veces.

Parece ser que después, y habiendo oído desde las loas de los Altos Sacerdotes a las lejanas aclamaciones que desde afuera de los pilonos le hacía llegar su pueblo - que lo ido!atraba - se despojaba del manto e iniciaba cuatro carreras simbólicas ataviado tan sólo con el faldellín y los Cotros. Estas «carreras» deberían ser marchas ceremoniales para ofrendar a los Dioses de los Elementos, de los Cuatro Puntos Cardinales, pero los modernos investigadores lo ven simplemente como «carreras».

De su cintura, en la parte posterior, pendía el rabo de un animal que no podemos definir, pero que, según las ocasiones, tendría que ser de un leopardo o de un chacal. El caso parece que era tan sólo del Alto Egipto. Pasado todo esto, ofrecía sus insignias al Upuatu, y visitaba las capillas de Horus y de Seth, desde donde disparaba (¿cómo Anubis Arquero?) flechas de victoria en las cuatro direcciones.

Existe una versión de que el rabo zoomorfo que se ve pendiente del Faraón en estas
ocasiones, es el de un toro, cosa que podría emparentarse con la muerte ritual del Buey Apis y del Alma-osiriana como «Toro del Amenti»; pero nada de esto está probado, ya que las representaciones son muy confusas.

La fórmula textual que cerraba el Festival, Sed, era: «Empiezas tu renovación, empiezas a florecer de nuevo como el niño hijo de la Luna, eres joven otra vez año tras año; como Nun al comienzo de los siglos, has renacido al repetir el Festival de Sed.»
LA FIESTA DE MIN

Min de Coptos, deidad de la fecundación, recibía también el nombre de «Abridor de
las Nubes», y el Faraón se identificaba con él no pocas veces. En el Festival, el Faraón se acompañaba de un Servidor del Templo, ayudándole a sembrar las semillas sobre el limo del Nilo, ya que la Festividad se celebraba en ello mes del verano, el 9° mes del año, equivalente a nuestro Septiembre.

El Faraón y su esposa oficial iban ante la estatua del Dios MinItifálico, precedidos de un toro completamente blanco, símbolo del Dios. Al llegar la comitiva al campo elegido, se elevaba allí una capilla desmontable, y se instalaba la imagen de un toro tras un dosel, recibiendo complicadas ofrendas.

El Faraón segaba con un instrumento ritual un haz de hierbas y lo ofrecía al toro blanco. En el Templo de Mediret Habu aparece Ramses III con la Hoz Ceremonial; el profesor Gardiner piensa que está así representado para evocar a Horus segando la cebada de su padre Osiris, para evocar sus poderes generativos como MinHorus, el Poderoso. Al igual que en los Ritos de Coronación, se simbolizaban a los Cuatro Hijos de Horus lanzando ánades en las cuatro direcciones.

Luego el sacerdote proclamaba: «¡Salve Dios Min, el que fecunda a su Madre (la Naturaleza)! ¡Qué misterioso es lo que has hecho en la oscuridad!». Aunque esto se ha interpretado tan sólo fálicamente, pensamos que la unión simbólica del Rey y la Reina representaba la simbiosis de la Naturaleza espiritual y de la Naturaleza material; una renovación de esa fecundación mística que hace al Universo seguir vivo y justificar su existencia.

LA FIESTA KHOIAK

Esta festividad era anual; se hacía el ler. día del primer mes de invierno, o por lo menos allí tendría su culminación. El Nilo alcanzaba en ese momento su mayor altura, y coincidía con honras a Osiris equivalentes a un tipo de exequias.

Según lo escrito en los muros del Templo de Denderah, comenzaba con una ceremonia de arar y sembrar el día 12 del mes de Khoiak; desde entonces hasta el 21, una imagen áurea de Osiris momia, se cubría con cebada y avena, se envolvía en esteras y se guardaba sumergida en un estanque de poca profundidad, que incluso se regaba ritualmente todos los días. El 22 (noveno día de la fiesta), la exponían al sol
inmediatamente antes del crepúsculo, y se la enviaba con imágenes del mismo dios y de otros, a un viaje en barcas coronadas de antorchas; esto duraba hasta el 24. Después se
la metía dentro de un ataúd de madera de moral (de moras), y se la enterraba. En ese
mismo lugar había estado la imagen del año anterior, la que ahora, desenterrada, se
colocaba dentro de un sicomoro, o por lo menos recostada en él.
El día 30, cuando la inundación del Nilo cedía, se hacían ceremonias sobre el sepelio de Osiris en una cámara subterránea y se colocaba un ataúd con una imagen de El sobre un lecho de arena.

Hasta aquí lo que entresacamos de estos murales con inscripciones ya muy tardías, y de los relatos de los griegos, los que, generalmente - salvo los que en Egipto se iniciaron - tan sólo veían la plástica y escenografía de las Festividades, y cuanto más, trataban de relacionarlas con los Pequeños Misterios que en Grecia eran prácticamente públicos.

De todo esto deduciremos, al agregarle la mentalidad especialmente materialista de nuestros traductores, lo tan poco que de estas Festividades logramos rescatar.

EL MITO OSIRIANO Y EL SIGNIFICADO SECRETO DE LA MOMIFICACIÓN.

El Mito Osiriano es probablemente uno de los mitos más antiguos y con más versiones incluso dentro del mismo Egipto. El Mito Osiriano conforma fundamentalmente las -digamos andanzas místicas de este personaje Osiris. Estas andanzas místicas comienzan con una invitación que le hizo uno de sus hermanos nefastos, Set, el cocodrilo (también Tifón, Set-Tifón, el hipopótamo). Le invitó a un gran banquete, una gran fiesta que se celebraba en el Nilo.

Luego de esa fiesta, donde se habló de los dioses y se bebieron exquisitos licores, dice la tradición que Set invitó a Osiris a ocupar un sarcófago de plomo que si le quedaba bien se lo llevaría como obsequio. Este sarcófago era triple: por dentro de plomo, en el medio de  piedra y por fuera de madera muy ricamente labrada. Osiris lo probó y aprovechando esta oportunidad el hermano maligno cerró las tapas del sarcófago y lo arrojó al Nilo.

Ese cadáver de Osiris dentro del sarcófago empieza a recorrer lugares; primeramente es arrastrado por la tierra, después flota en las aguas del Nilo y por fin, se enmaraña en las costas del Mediterráneo debajo de un árbol sagrado. Algunos dicen que ese árbol era un cedro, otros dicen que un rododendro, pero que es nuestro conocido Árbol de la Vida.

Estando debajo del Árbol de la Vida, Isis, que le andaba buscando por el Universo, trata de encontrar su cadáver para volverle a la vida por medio de actos mágicos -no olviden que Isis es la Gran Hechicera, Señora del Rayo Rojo, Señora de la Vitalización.

Pero ese hermano maligno se las ingenia para poder por fin destrozar, desmenuzar el cadáver de Osiris. El cadáver, en catorce pedazos, es desparramado por todo el Universo. Isis está desesperada porque no sabe de qué manera transmitir al mundo un hijo de ella, que es la Vida, y de él, que es el Espíritu, las dobles características. Entonces, dicen que un halcón aparece portando uno de los trozaos de Osiris y únicamente ante esta visión la virgen Isis queda embarazada de Horus, quien va a tener las características de la Vida y del Espíritu.

Este Mito Osiriano, que es contado en muchas versiones y de muchas maneras, pero que básicamente es lo que les estoy diciendo, representa en sí toda la marcha del discípulo; es decir que el Mito Osiriano es la Marcha de la Iniciación.

El hombre común, el hombre vulgar, como podemos ser cualquiera de nosotros, se
encuentras siempre con una serie de problemas que hacen que tenga alguna vez que someterse a pruebas, que tenga que tratar de entrar a un determinado camino y hacer la elección con su vida. Pero cuando hace esa elección, el hombre, de alguna manera, tiene que pasar por una serie de pruebas estrictamente materiales, símbolo de la Tierra; de pruebas psicológicas, relacionadas con el Agua y el Aire; y finalmente, debe pasar también por pruebas mentales, dudas, supremas elecciones espirituales, que están relacionadas precisamente con ese esparcirse los pedazos de Osiris por el Universo y con ese reencontrarse nuevamente.

El hombre para poder llegar a la cumbre de su evolución debe encontrarse a sí mismo; debe encontrar el trozo que dejó en el otro hombre; debe tratar de encontrarse otra vez en la Naturaleza, encontrarse otra vez en todo ese mundo que aparentemente le era lejano. Entonces, de una manera mística, su naturaleza inferior puede dar a luz algo que, sin dejar de estar en el mundo, tiene todas las características espirituales de su alma superior. Por eso dicen las viejas tradiciones que el hombre asume cabeza de pájaro, o sea, que el hombre asume la capacidad de recordar que puede volar y de esta manera puede hacer efectivo ese vuelo.

Llegamos así a aquella parte referente a la momificación. Ante todo quiero aclararles algo. En el Egipto predinástico no era como en la actualidad que nos lamentamos por la muerte de algún ser querido. En Egipto, generalmente, incluso la gente más común aplaudíay estaba contenta y alegre cuando alguien moría, porque consideraba que el difunto se liberaba de todos los males de este mundo.

Cuando el hombre morral el principal trabajo del Sacerdote era separa su parte superior de su parte inferior. Dividía sus cuerpos inferiores y sus cuerpos superiores. Dado que solamente podía llegar a ascender esa Tríada Superior había que hacer algo para mantener los cuatro cuerpos inferiores en la Tierra. De ahí, entonces, que el cadáver era cuidadosamente vendado para retenerlo en la Tierra. Por eso, El Libro de los Muertos/ El Libro de la Ocuítél MOíada, estaba cuidadosamente escrito en sus vendas. Ese libro repite una y mi! veces las fórmulas de encantamiento para que los cuerpos inferiores, las sombras, no sigan ai Espíritu hacia la región del Amenti.

Precisamente era para que las partes inferiores no se relacionasen con las superiores, no corriesen para querer penetrar en el  Amenti, no molestasen al alma-halcón que se eleva. De ahí también las mascarillas simbólicas, de ahí también los elementos con que se rodeaba a los cadáveres.

Junto a las momias, por ejemplo, se ponían las sillas, las pequeñas mesas, los pequeños símbolos de animales y de personas que le habían hecho grata la vida. Generalmente, también se piensa que era porque los egipcios pensaban que la vida en el otro mundo erauna vida material como aquí y que el hombre necesitaría tener sus alimentos, su jarra de vino, o necesitaría el símbolo de su esposa ... ipero no! Lo que pasa es que todos esos elementos se ponían junto al difunto precisamente para que el cadáver fuese retenido, para que las potencias psíquicas inferiores, por costumbre, fuesen retenidas en esa mastaba y no molestasen al alma que se elevaba. Es evidente que cuando el hombre muere, si es que -como decían los egipcios- perduramos más allá de la muerte física, hay unos elementos que lo van a retener.

La pieza donde hemos estado, nuestra familia, tal vez la ropa que hemos usado, quizás el viejo libro que tantas veces abrimos, tal vez aquel rincón débilmente iluminado donde nos sentamos a verter una lágrima que nadie vio. Todos esos pequeños elementos atan a la vida en el aquí y el ahora; hay que dejar atrás esos elementos para poder salir nuevo, para poder salir diferente, para poder salir como un halcón, con una sola cabeza emplumada y dos alas, o como el escarabajo mítico Kefer que abre las alas y dice: "Yo he resucitado".

Por eso el fin de todo el Mito Osiriano era precisamente el vendaje del cuerpo, el vendaje fisico y el vendaje psicológico, al ponerle máscaras, al taparlo, al enterrarlo prácticamente debajo de moles y moles de piedras para que solamente escapase el alma. ( ... ) Entonces, este es el símbolo fundamental de la Iniciación Osiriana: el que todo hombre puede llegar a ser Osiris; que cada uno de nosotros podemos llegar, mediante un cúmulo de esfuerzos; mediante un cúmulo de aprendizajes, mediante un cúmulo de experiencias a renovarnos a nosotros mismos, a cambiar de tal manera que podamos llegar a nuestra dimensión interior, a esa dimensión nuestra donde Osiris mora en nosotros, donde mora en nosotros la capacidad de vencer a la muerte y de poder Vivir eterna y continuamente.
La momificación no era, como se cree comúnmente, un sistema para conservar el cuerpo, sino que era un sistema para retener al cuerpo. De ahí el símbolo de todos esos sarcófagos sucesivos clavados cuidadosamente y de esas advertencias: "No me desates'~ "No levantes la tapa de mi féretro".