La
palanca es una barra rígida rectilínea de longitud variable utilizada para
trasmitir e incrementar una fuerza, con base en un punto de apoyo o fulcro, en
una tarea que busca mover o levantar con mayor facilidad un objeto pesado. Su
uso se encuentra documentado desde el cuarto milenio antes de nuestra era.
De las
diferentes clases de palanca que han existido, la Masonería toma alegóricamente
la conocida como “de primer grado” por los constructores, que es la que
se obtiene cuando se coloca el fulcro entre el obrero y el objeto. Una
particularidad del simbolismo de la Orden hace que esta palanca sea de madera,
haciendo referencia al mito que sostiene que el Templo de Salomón fue
construido sin utilizar metales, y es a la que se refirió Aristóteles cuando
pidió una para mover el mundo.
Por lo
tanto, no es sorprendente que en la Masonería la palanca de primer grado
simbolice la amplificación controlada de la fuerza y los pensamientos en la
búsqueda de una mayor eficiencia en el propósito constructivo, venciendo con
inteligencia la resistencia que se presente. Su importancia tiene que ver con
la comprensión de la acción y la reacción y la ley de causa y efecto, y su
utilización requiere inteligencia, discernimiento y observación de la potencia
en movimiento.
Cuando
la Masonería convida a sus miembros, poniendo en sus manos una palanca, a
reflexionar sobre cómo puede mover con menor resistencia el pesado conjunto de
sus lastres personales o interactuar con mayor eficacia en medio de sus
circunstancias, en realidad lo está invitando a darse cuenta de que un
ejercicio razonado de su voluntad consciente y de su fuerza intelectual puede
lograr grandes cosas para sí y para la humanidad.
Es una
invitación esencial a desarrollar el potencial humano, en un proyecto
constructivo interior y exterior que empieza con el reconocimiento de sí mismo
y el atreverse a repensar en profundidad la propia biografía, a la vez que se
reconoce a los otros como iguales en dignidad y respeto.
Y en
este sentido, el desarrollo del potencial humano de un Masón requiere la
ampliación de su conciencia personal y colectiva, identificando plenamente las
razones que podría tener para mejorar su yo, su propia capacidad de acción y
las características de la resistencia a superar.
Hoy en
día, es común escuchar el término de apalancamiento operativo y financiero,
para referirse a los costos fijos operacionales de una empresa que no son
dependiente de su actividad y a la utilización de más dinero que el que se
tiene. De la misma manera, al Masón se le invita a recapacitar sobre como el
poder de su pensamiento y de su acción puede cambiar la realidad. Un ejemplo
típico de esta capacidad multiplicadora, lo encontramos en la experiencia de
Gandhi y en como la fuerza de sus ideas independizaron la India sin el uso de
la violencia. Su pensamiento vigoroso fue la fuerza aplicada a la palanca
política nacional que motivó la victoria sobre el poderoso imperio británico,
más allá de lo que se podría suponer a partir de sus evidentemente escasas
fuerzas físicas.
También
sirven como palancas para la edificación de un proyecto de vida personal, la
creatividad, los sueños y la imaginación. En alguna oportunidad, el Premio
Nobel de Literatura George Bernard Shaw aconsejaba que “si has construido un
castillo en el aire, no has perdido el tiempo, es allí donde debería estar.
Ahora debes construir los cimientos debajo de él”. Y el empresario
estadounidense James Cash Penny afirmó con claridad algo que perfectamente se
puede aplicar al simbolismo de la palanca en la Masonería: “muéstrame un
obrero con grandes sueños y en él encontrarás un hombre que puede cambiar la
historia. Muéstrame un hombre sin sueños, y en él hallarás a un simple obrero”.
Para el
trabajo individual y colectivo en una Logia, funciona como una gran palanca la
música, el deseo de fraternizar, el egregor, el lenguaje verbal y corporal, el
ritual, la sensación de solidaridad, los principios morales, el respeto al
otro, la aceptación de la diferencia, el cultivo de la tolerancia, la
tradición, el estudio de las herramientas del oficio, el trabajo en equipo, la
confianza, el intercambio de ideas, la implicación social y un largo Etc. de
cosas que conforman la experiencia Masónica, muy diferente a las de otras
escuelas e instituciones Iniciáticas surgidas en el mundo antiguo, en la edad media,
en la modernidad o que aún están apareciendo como propuestas novedosas o con
diferentes grados de sincretismos.
Todas
estas fuerzas de apalancamiento Masónicas están a nuestro alcance y pueden
ayudar en la construcción de un mundo más feliz y fraterno, si las asumimos con
nobleza y generosidad.
Ya que
viéndolo bien, la Masonería en sí misma es una enorme palanca con la que ha
contado la humanidad para sus más altos logros en los últimos tres siglos.
Por Iván Herrera Michel
No hay comentarios:
Publicar un comentario
LA RESPETABLE LOGIA SIMBOLICA RENOVACIÓN 61 AGRADECE TUS COMENTARIOS.