Muchos hermanos masones, sin ser conscientes de
ello, fabricamos con nuestras disertaciones y discursos una niebla que va
cubriendo los Valles de la Masonería de un color gris donde resulta muy difícil
distinguir sus contornos.
La niebla es uno de los elementos que más pueden
entorpecer la navegación de un masón hacia la Verdad, al suponer una gran
limitación a la comprensión del sentido y la vigencia de la Masonería.
La niebla representa un peligro de gran
importancia, cuya baja visibilidad aumenta el riesgo de encallamiento de la
Masonería en un fondo duro de mitos, idolatraciones, leyendas y quimeras con
las que los masones intentamos comprenderla y justificarla.
Un encallamiento en un fondo duro creado, en bastantes
ocasiones, por nuestras actitudes como “papanatas” al idolatrar a la Masonería,
y a todo lo relacionado con ella, de una manera excesiva, simple y poco
crítica. Algunas veces casi rayando el fanatismo.
El tipo de niebla que fabricamos los masones es de
esas que gustan de la oscuridad, al formarse por la noche cuando la tierra se
enfría y no hay viento. La niebla que fabricamos se genera cuando tratamos de
explicar, desde distintas perspectivas, la controvertida historia de la
Masonería, sus rituales, su simbología, sus valores y toda una serie de
letanías con la que la hemos adornado, sin tener en cuenta sus principios más
básicos: dónde se justifican su sentido y vigencia.
Estos principios básicos deberían estar presentes
en todo intento de acercamiento y comprensión de la Masonería, sin ellos es
imposible que las disertaciones sean justas y perfectas, aportando nuevas
luces.
Afortunadamente este tipo de niebla desaparece con
la luz del sol o con la presencia de un poco de buen viento. Los cuales podemos
atraer reconociendo que la Masonería implica la búsqueda de la Verdad. Por
ello, para un masón, la “tolerancia” es mucho más que un respeto a las
opiniones, ideas o actitudes de los demás, aunque no coincidan con las propias.
La “tolerancia” para un masón es un enriquecimiento, al ubicar sus propias
relatividades y la de los demás, en el mismo plano de coordenadas, como
condición “sine qua non” para ver con nuevos ojos y “liberarse” de dogmatismos,
mitos e idealizaciones.
Para un masón el acercamiento justo y perfecto
hacia la controvertida historia de la Masonería, sus rituales, su simbología,
sus valores y toda esa serie de letanías con la que la adornamos, sólo es
posible con una actitud donde sus principios básicos y el verdadero sentido de
la Masonería sean el faro que los guíe hacia la Verdad.
Anonimo.
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