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viernes, 16 de marzo de 2012

R:. E:. A:. A:. EL MASON ANTE SI MISMO

TEMA No. 23 

No cabe duda, que dentro de las Máximas que contienen las ense­ñanzas, que se imparten en la Cámara del Aprendiz Masón, encontramos muy elocuentes principios, que llevan como base fundamental, a la más SANA MORAL, principalmente, cuando se trata de analizar y juzgar, en forma consciente a nuestros Usos y a nuestras Costumbres; mismas que Irremisiblemente, nos llevan hacia el conocimiento de todos nuestros ac­tos, desde los que ejecutamos entre nuestra intimidad Familiar, hasta los que públicamente compartimos con nuestros Semejantes en el trato Social, y aún hasta en las relaciones de Amistad con los Pueblos.     
Este es uno de los motivos por el cual, consideramos que el presente Tema, se refiere exclusivamente, a la Tercera de las Preguntas, que debe­mos contestar, y que aparece sobre la Plancha Triangular; la que en rea­lidad nos da a conocer, los medios y el sendero, para llegar a estudiar y a aprender, en forma franca y sincera, el sistema de vida que debemos adop­tar, para MODELAR nuestra Materia y para conducir a nuestro Espíritu, por el camino más despejado y limpio de preocupaciones, de incertidum­bres, y de las Falsas apreciaciones, que minan a la Conciencia del hombre.
Consecuentemente resulta, que CONOCERSE A SI MISMO, para co­rregir nuestros propios DEFECTOS; que RESPETARSE A SI MISMO, para aprender a QUERER a nuestros Semejantes; significa saber despo­jarse de ese EGOISMO peculiar, tan vulgar en el hombre impreparado, cuya Ignorancia en materia de MORAL, que contienen los principios Fi­losóficos, le desvían por los senderos del MAL, hasta hacerlo caer en los más profundos antros de la adversidad, que producen los ERRORES per­sonales y colectivos.
Sin embargo, todos los Preceptos Masónicos, llevan como única fina­lidad, la de PREPARAR, la de INSTRUIR y la de CAPACITAR a todos los hombres, para que puedan hacer frente a las vicisitudes’ de la Vida, y em­peñar una LUCHA decisiva entre la MATERIA Y el ESPIRITU; pues sólo de esa manera, lograremos dominar a la PERVERSIDAD de los INSTIN­TOS, sin más esfuerzo, que el de la MODERACION en todos nuestros actos, puesto que siempre tomaremos en cuenta, que es muy INTENSA la labor que el Masón debe desarrollar, para cumplir con su verdadera Misión; mientras se considere capaz de combatir decisivamente, en con­tra de todas las MISERIAS HUMANAS, sean Físicas o Morales, y para luchar en contra de los ERRORES, haciendo renacer a la VERDAD MAS PURA; sus Méritos se tomarán en consideración, en cualquier parte del Mundo, siempre que esa sea la Conducta que se haya trazado, para hacer conocer sus Buenas Costumbres, su Moralidad y su Rectitud, puesto que, es indudable que las demostrará, como cualidades muy elevadas, que le departe su Inteligencia, para bien propio y para el de sus semejantes, a quienes por todos motivos debe tratar de una manera RAZONABLE y JUSTA.
Por lo tanto, esos deberes que nos hemos impuesto, para con nos­otros mismos, serán los que nos distingan y nos caractericen, como verda­deros Masones; puesto que, quien es útil a Sí mismo, en forma desintere­sada les sirve a los demás; y si buscamos el BIEN PROPIO, quiere decir que en esa forma procuraremos toda clase de BENEFICIOS, para todos los que nos rodean; con lo que lograremos desarrollar, la Labor que como Obligación Social, hemos jurado cumplir ante el Ara, en presencia de nuestros hermanos y con la solemnidad que exigen nuestros Rituales.
Pero en el sentido Filosófico, y dentro de las enseñanzas Simbólicas, hemos encontrado que existe el EGOISMO SANO, CONSCIENTE Y DES­INTERESADO, como un marcado deber que exigen las Reglas de la Urba­nidad, como muy natural en el hombre, aún cuando compete a nuestro Criterio, eliminar de cierto modo esa acción, para circunscribirla, dentro del Círculo que marcan nuestros Sagrados Derechos, para que no constituyan un perjuicio, en contra de todo el conglomerado Social.
Como un ejemplo a las aseveraciones expresadas en el párrafo ante­rior, podemos asegurar, que cualquiera hombre que se encuentre en PE­LIGRO, en compañía de algunos de sus semejantes, lo primero que procu­raría, es SALVARSE él mismo; dejando perecer a los demás, por lo tanto, en este caso es el Espíritu como un resorte conservador de la Vida hu­mana, la causa que le obliga a ABANDONAR el peligro, sin pensar en la suerte que pueda correr el prójimo; pero si esa persona se despoja de los sentimientos propios del EGOISMO VULGAR, es seguro que tiende a hacer lo posible, por SALVAR a sus semejantes, o en último caso, tomar la decisión de perecer juntamente con ellos, cuando sus esfuerzos sean inútiles, para lograr su objeto.
Igual cosa sucederá, a algún individuo que; viendo en PELIGRO, entre otros muchos de sus semejantes, a sus familiares o amigos; puesto que si tratara de SALVAR A alguien, esa PERSONA de seguro que seria de preferencia; el más allegado de sus Familiares o bien, el más alle­gado de sus Amigos; y en las mismas condiciones lo haría, DEFENDIEN­DO a sus Parientes y Amigos, en contra de cualquiera AGRESION de parte de los extraños; lo que también en estos casos, indica claramente que de preferencia, son las relaciones familiares o los Lazos de la amistad, las que obligan al hombre a cumplir con un Deber, que le marca el EGOIS­MO SANO.   
Por otra parte, ya sabemos que la PUREZA de las Costumbres Huma­nas, la MORALIDAD y la MODERACION que se necesitan para iniciar la ejecución de todos nuestros actos, constituyen otras tantas VIRTUDES, que dignifican el trato Social del Hombre, que sabe vivir entre sus seme­jantes, puesto que; todo ejemplo que se da con Cordura, con Prudencia y con Discreción, no hace más que demostrar, la ESMERADA Educación que el individuo ha recibido, desde su más tierna Infancia, dentro del seno del propio Hogar, y al margen de los buenos MODALES que posteriormente, se adquieren en los Planteles Educativos; en consecuencia, quien no guarda el debido RECATO, ni se tiene el RESPETO a sí mismo, para llevar a la práctica todos sus actos, da lugar a que la SOCIEDAD, no te tenga las consideraciones a que tiene derecho, como a toda persona de CONDUCTA IRREPROCHABLE, ni mucho menos logrará, que se le guarde el DEBIDO RESPETO.
Las SANAS COSTUMBRES, aplicadas en el transcurso de la Vida Real, son cualidades propias de todo hombre Civilizado; puesto que sus tendencias, se inclinan, de manera consciente y firme, a aceptar en todos sus puntos, las Reglas de la URBANIDAD, circunstancia que nos obliga a los Masones, a Cultivar esos Principios, a Propagarlos y a Practicarlos, entre todos los Seres Racionales, cuyas dotes de Inteligencia les permite comprender, distinguir y seleccionar convenientemente; aquellos sentimientos que van de acuerdo con Las Leyes Naturales, pero tomando en cuenta que sus preceptos, siempre serán inviolables, por el entendimiento Humano.
Por ese motivo, también hemos llegado al convencimiento, y a la conclusión final de que; quien se CONOCE A SI MISMO, aprende a RAZO­NAR, sabe COMPARAR, Y desde luego, se encuentra capacitado para JUZGAR los actos, o la conducta de sus semejantes; lo que evidentemente indica que, el Masón, para que pueda tomar cualquiera decisión, debe antes pensar, si su MODO DE SER Y si sus COSTUMBRES, le permiten emitir, de manera Leal y Sincera sus opiniones, sobre asuntos o en casos delicados, cuando afectan a quienes le rodean, puesto que de otra manera, jamás se podrá hacer Justicia, ni mucho menos llegar a propagar, sus subli­mes Principios, contenidos en la verdadera MORAL UNIVERSAL.
En tal caso, todos esos razonamientos indican claramente que el Ma­són, poseído de sus más SANAS INTENCIONES; compenetrado de lo que son sus deberes, y consciente del Papel que ha de representar ante la SOCIEDAD, para poder ser juzgado por sus semejantes, es indiscu­tible que debe saber también PREPARARSE e INSTRUIRSE, simbólica y filosóficamente, en todas aquellas enseñanzas que nos reclama el ARTE REAL, que se refiere a todas las actividades humanas, circunstancia que le hará crear FAMA, para Honrarse a si mismo, para Honrar a todos los que le rodean, y para HONRAR a la Institución que lo recibió en su seno, y en la que por primera vez, conoció la LUZ de la RAZON, de la VER­DAD Y de la JUSTICIA.
 Ahora bien, analizando todo lo anteriormente expresado, es indiscu­tible que llegamos a comprender, de una manera precisa, que la MORAL INTIMA, la MORAL PRIVADA, la MORAL SOCIAL y la MORAL MASO­NICA, vienen siendo otras tantas cualidades, cuyos preceptos tienden a formar nuestro Carácter, a modelar nuestro Espíritu, y a grabar en nues­tra Conciencia, los sublimes sentimientos que nos dan la noción de la VERDADERA RESPONSABILIDAD, puesto que son ellos los que nos guían, hacia la fuente de donde emanan los más correctos MODALES, que nos obligan a adoptar los mejores USOS, para llegar hasta la. prácti­ca de todo aquello que se puede considerar, como el origen de las más excelentes COSTUMBRES, mismas que nos colman de Sabias Enseñanzas cuya Filosofía y Simbolismo, consisten en saber aplicar, en forma serena y honrada las Leyes que la propia Naturaleza nos impone, para el fin de lograr, entre otras cosas, la propagación de los diferentes Sistemas de Vida, por medio de los cuales, llegamos al conocimiento de esas tendencias Sociales, que actualmente unen a todas las Razas, que habitan sobre la Superficie de la Tierra, cuyas intimidades privadas sólo pueden llegar a nuestro conocimiento, en forma de confidencias, que invariable­mente corresponden a la MORAL HUMANA, hacer patentes en una for­ma confidencial, puesto que de otra manera, todos esos incidentes sólo podrán llegar hasta nosotros, a base de estudios, por medio de las investigaciones y en forma de Descubrimientos Científicos relacionados con la Antropología.
En consecuencia,. estamos convencidos de que la VERDAD, la RA­ZON y la JUSTIOIA, constituyen a las Tres Poderosas Columnas, en que se apoyan nuestros actos, para que podamos afirmar, que estamos Libres de todo PREJUICIO EGOISTA, y desde luego, estar en condicio­nes de asegurar que en esas VIRTUDES, es donde se encuentra la Noble Justificación de nuestra conducta, puesto que estamos col1vencidos de que ese es el fin que se persigue; por lo tanto, esta labor benéfica no con­siste precisamente, en sólo eliminar llana y sencillamente, al EGOISMO INSANO, sino que se trata de inculcar al individuo, los sentimientos de Bondad, de Generosidad y de Altruismo, que debe poseer el Corazón Humano, para que él hombre sepa desarrollar la verdadera Obra, que le conduce a ser UTIL a sí mismo, a sus Semejantes, y aun a la propia DI­VINIDAD.
Además, es indiscutible que la Labor desarrollada por el Masón debe demostrada en forma individual, dentro de la Colectividad humana, pues­to que es la que se relaciona con el absoluto RESPETO A LOS DERE­CHOS AJENOS, tomando en consideración, que su principal deber, con­siste en que, al tratar de iniciar su acción Social, debe pensar en lo que va a hacer; antes de tomar alguna determinación, para que después, no haya necesidad de ARREPENTIRSE, o de que tenga que remediarse, las consecuencias que pudieran ocasionar sus actos, según las circunstancias en, que verifiquen los acontecimientos, por difíciles que se consideren, puesto que es también una Misión propia del Masón, la de ajustarse a sus más AMPLIOS y SANOS Razonamientos, y a la Más estricta EQUI­DAD, para que podamos asegurar, sin temor a equivocamos, que su CONDUCTA y SU CRITERIO, siempre se apoyarán sobre la RECTITUD que demanda todo acto de JUSTICIA.
Una vez que nos hemos compenetrado de la definición Social que se conoce, acerca de los Deberes que tiene el hombre para consigo mis­mo, ahora nos corresponde buscar la interpretación Filosófica, que define nuestros deberes, en relación con las Máximas y con los conceptos, que propaga en todas sus acepciones, nuestra Institución Masónica. 
Desde luego, podemos asegurar en forma categórica, que los más firmes cimientos, sobre los que descansan nuestros compromisos Priva­dos, nuestra Conducta ante la Sociedad, y nuestros actos para con toda la Humanidad; mientras tengamos una misión que cumplir en la Vida, deben ser, como ya se dijo antes, la propagación de la VERDAD, de la RAZON y de la JUSTICIA, para poder demostrar, que la. norma de todas nuestras acciones, siempre lo será la SUPREMA HONRADEZ.
Consiguientemente, la VIRTUD en todos sus. aspectos, debe ser una Estrella Refulgente, de donde emana la LUZ que produce la claridad al entendimiento humano, para lograr establecer el propio Gobierno de los Hombres, puesto que son facultades que sólo competen a su FUERO IN­TERNO, aplicar razonablemente, para conseguir colocarse, en el lugar que justamente le corresponde, dentro del Seno de la Familia, entre la Socie­dad y ante la Humanidad, circunstancia por la que toca a nosotros, los Miembros de la Fraternidad Masónica, dirigir Franca y Sinceramente los destinos de quienes por su falta de preparación, se hace necesario tenderles la mano amiga, que los conducirá por el camino de la FELICI­DAD, puesto que eso sólo se consigue, mediante la acción decisiva de una Sociedad Incorruptible e Incomparable con cualquiera otra; por sus ejemplos de MORALIDAD, por sus lecciones de CIVISMO y por sus Sa­bias ENSEÑANZAS FILOSOFICAS, materias en las que siempre hemos. encontrado innumerables y dignos conocimientos, para lograr aprender, fomentar y aplicar prácticamente la BELLEZA DE TAN SUBLIMES PRINCIPIOS.
Por esa circunstancia, el Masón que por falta de entendimiento o de comprensión, no PRACTICA o no ACEPTA esas Máximas, cuyos precep­tos deben ser en todo tiempo la norma, de su Conducta; o que no hace de ellos su firme y duradero apoyo sobre el que descansen sus ideas y sus convicciones, para que se arraigue la cimentación de sus COSTUMBRES, y logre sostener a su PROPIA VIDA; Y que además, se olvida de obser­var su Sistemática y Estricta obligación civilizadora entre sus hermanos y los Profanos; por ese solo hecho deja de llenar el objeto por el cual recibió la LUZ MASONICA, y por lo mismo su investidura Simbólica, dejará de ser para él, un TIMBRE DE HONOR; pero en tal caso, corres­ponde a todo BUEN MASON, juzgar sus actos, para que pueda ser colo­cado en el lugar que justamente le corresponde, por no haber sabido interpretar y propagar los Sublimes Principios, cuyas enseñanzas se le han inculcado, dentro de nuestra Escuela Moral Filosófica, en los Tem­plos Masónicos, para bien propio y el de sus Semejantes.
Por lo consiguiente, los Deberes que el Masón se impone, al solicitar ser aceptado y admitido como Miembro de la FRATERNIDAD, MASONI­CA, se considera como que son sus convicciones, las que lo conducen a tomar tal determinación, mismas que se consideran de origen intelec­tualmente consciente, ante la opinión de todos nuestros hermanos, to­mando en cuenta, que es la estricta VOLUNTAD del Candidato, la que lo lleva a formar parte integrante de ese Conglomerado de Hombres Li­bres e Independientes, dentro de cuyo Seno, a nadie se le INSINUA, ni mucho menos se le OBLIGA a ingresar; pero en cambio, quien da su con­sentimiento para ser INICIADO en los Misterios de nuestra Augusta Ins­titución, quiere decir que ACEPTA DE BUEN GRADO, la Gran Responsabilidad que pesará sobre su Conciencia, si no cumple fielmente, con las Obligaciones contraídas ante el Ara, y en presencia de todos sus Her­manos.
También debemos pensar, en que el Masón que, ABJURA o TRAI­CIONA a sus propias Convicciones, merece el desprecio de todos los Miembros de nuestra Orden, y el ANATEMA de sus semejantes; pues si bien la Masonería, nos excluye de todo sufrimiento o de los Castigos Materiales o Corporales, la Sanción para quienes caigan bajo las Penas establecidas en sus Leyes o en sus Códigos de Justicia, arrojarán sobre su PERSONALIDAD de hombre Intelectual, el JUSTO MENOSPRECIO de los Componentes de la Gran Familia Universal, quedando MANCHADO PARA SIEMPRE COMPRENSIBLES y PRACTICOS son pues, los DEBERES que tiene el Masón, para Conducirse a Sí mismo, para Orientar a su Hermanos y para Dirigir a los Extraños; a quienes debe externar de una manera Mo­derada, Prudente y Discreta, las Sabias enseñanzas que ha logrado apren­der, dentro de las enseñanzas Filosóficas, Simbólicas y Científicas, pro­pias de nuestra Escuela; por lo consiguiente, muchas serán también las ventajas que se obtengan, al apreciar en todo su VALOR, su Labor So­cial, llevada hasta la Meta de sus Obligaciones, puesto que, de sus Pen­samientos, depende la PUREZA de sus palabras; de sus Palabras, depende la RAZON de sus acciones; y de sus Acciones, depende el EXITO de todas sus obras, por insignificantes que parezcan, siempre que sean para BIEN propio y para BENEFICIO de sus Semejantes.
En estas condiciones, no dudamos que muchos de nuestros hermanos del Primer Grado, que todavía no hayan comprendido en forma eficien­te, las verdaderas enseñanzas que contienen los preceptos, los principios y demás máximas Masónicas, dadas a conocer en las lecciones que pro­paga nuestra Orden; se compenetrarán de una manera SENCILLA, FACIL y PRACTICA, de la verdadera esencia que contiene la Instrucción Dog­mática y Ritualística; cuyas Doctrinas constituyen un Tema Obligado por la Ortodoxia Masónica, para ser desarrollado por todos sus Adeptos.
Efectivamente, todos nosotros comprendemos, que no es DADO a los entendimientos Mediocres, ni a las Inteligencias Vulgares, comprender ese cúmulo de interpretaciones Filosóficas, Emblemáticas, Simbólicas y Cien­tíficas, que contienen las enseñanzas Masónicas, para hacer entender, propagar y practicar las complicaciones que encontramos en el LAZO MISTICO (La Ética Humana), que siempre ha Unido a todos los Hombres que poseen ese EGO casi incomprensible; es decir, ese YO PROPIO que forzosamente tiene que ligarlo a sus Semejantes, y que irremisiblemente lo pone en contacto con la DIVINIDAD; esta última apreciación, se con­sidera como un verdadero Destello, que Ilumina a la Conciencia Humana, puesto que constituye la única Guía, para Orientar al PENSAMIENTO DEL HOMBRE, para ser conducido durante su penosa Peregrinación, por la Senda de las CREENCIAS RELIGIOSAS, o bien por el Escabroso ca­mino que irremisiblemente nos conduce a todos, hacia la FRATERNIDAD, hacia la VIRTUD y hacia la FELICIDAD UNIVERSAL.
En consecuencia, tenemos la seguridad de que el Mundo Profano se ha llegado a convencer, de que la Masonería, desde los, tiempos lejanos de su Fundación, ha venido formando Hombres de CARACTER y ME­JORES; siendo un Deber de nuestra parte, hacer comprender a los ex­traños, que jamás hemos perdido el tiempo, encerrados dentro de, las Cuatro Paredes de nuestros Templos, y que nuestra LABOR LLEGA FIRME, PURA Y SIN MANCHA, hasta el Seno de la Sociedad, en forma de enseñanzas adelantadas en todos sus aspectos, para el fin de lograr encontrar el verdadero camino que nos conduce a la PERFECCION MO­RAL, después de habemos puesto en contacto con la Naturaleza de las Costumbres, en relación con sus Sabias Enseñanzas.
        En resumen, podemos afirmar categóricamente, que los deberes que el Masón tiene para consigo mismo, se concretan a llenar, prácticamente todas aquellas funciones, que el AMOR PROPIO, la SUSCEPTIBILIDAD o la DELICADEZA, en forma razonable y justa; aconsejan a la Concien­cia del hombre, para mejor conducirse en Sociedad; por cuyo motivo, aquí queda perfectamente demostrado y aplicado, el innegable Refrán que dice: “NO HAGAS A NADIE, LO QUE NO QUIERAS QUE HAGAN CONTIGO”, o de otro modo: “NO DESEES A TU PROJIMO, LO QUE NO QUIERAS PARA TI”.
Es por eso que el RESPETO A LOS DERECHOS AJENOS, aseguran la INVIOLABILIDAD DE LOS DERECHOS PROPIOS; es decir, que la misma Naturaleza, nos ha dotado a todos los Seres Racionales, de las mis­mas Necesidades y de las mismas Exigencias, las que sólo se adquieren de acuerdo con la CUL TÚRA de las Razas, por lo tanto, será la Civiliza­ción Universal el requisito que se requiere, para que sean observadas sin excepción por todo el Mundo; y para el fin de que todos los Secretos que encierran las Intimidades Humanas. en sus Creencias, se den a co­nocer, aunque para ello haya necesidad de recurrir a la Investigación y al Descubrimiento, por medio de las Inteligencias cultivadas, por ser las únicas que llegarán a realizarlo.
Por último, podemos afirmar, que los Razonamientos hasta aquí ex­presados, en el contenido del Presente Tema, nos dan una idea general de lo que son los Principios Fundamentales, que en Filosofía, en Simbo­lismo y en materia de Moral, nos define la Tercera Pregunta que aparece sobre la Plancha Triangular, puesto que, los deberes correspondientes a todo hombre, consciente de sus RESPONSABILIDADES, dotado de ENTENDIMIENTO y de comprensión INTELECTUAL, son correlativos en relación a la PERSONALIDAD humana, tomando en consideración que también sus Semejantes, se encuentran poseídos de los mismos DEBE­RES Y de los mismos DERECHOS, cuya finalidad principal, es buscar el acercamiento Intimo, las Relaciones Privadas, el trato Social y la veneración al SER SUPREMO.


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